2725 La oración es un don de la gracia y una respuesta
decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo. Los grandes orantes de
la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos con
Él nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros
mismos y contra las astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar
al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive, porque se
vive como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de
Cristo, tampoco podrá orar habitualmente en su Nombre. El “combate espiritual”
de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración.(Catecismo de la Iglesia Católica) |
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