“No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina” (Hechos 3, 1-10 ) Renovación Carismatica desde la Diócesis de Santa María de los Angeles, Chile.( Página personal de Carlos Moreno Pezo)
sábado, 28 de mayo de 2016
sábado, 21 de mayo de 2016
Hermoso Jericó se vivió en la Diócesis de Los Angeles
Invitacion del Padre Sergio Rojas a Misa y Oración por los Enfermos
viernes, 13 de mayo de 2016
INVITACIÓN A FIESTA DE PENTECOSTÉS EN LOS ANGELES
martes, 10 de mayo de 2016
PENTECOSTÉS, BREVE RESEÑA
La Promesa del Espíritu Santo
Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).
Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).
Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).
En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.
Explicación de la fiesta:
Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.
Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.
En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.
Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.
¿Quién es el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.
Señales del Espíritu Santo:
El viento, el fuego, la paloma.
Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.
El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.
(Fuente: Catholic.net)
Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).
Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).
Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).
En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.
Explicación de la fiesta:
Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.
Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.
En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.
Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.
¿Quién es el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.
Señales del Espíritu Santo:
El viento, el fuego, la paloma.
Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.
El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.
(Fuente: Catholic.net)
domingo, 8 de mayo de 2016
GRUPOS DE ORACIÓN CARISMATICO. ¿QUÉ SON?
En la Actualidad se oye hablar cada día más acerca de los Grupos de Oración que en todas partes, sin distinción de países, razas y culturas "se han multiplicado, espontáneamente de modo imprevisto" como afirmó el Papa Juan Pablo II.
El Santo Padre hablando de estos grupos ha dicho que "se puede hablar de UNA GRACIA dirigida a santificar la Iglesia, a renovar en ella el gusto por la oración, a hacer redescubrir con el Espíritu Santo, el sentido de la gratuidad, de la alegre alabanza, de la confianza en la intercesión y convertirse en una nueva fuente de evangelización" (L`Osservatore Romano, 15-3-87).
El CENTRO del Grupo de Oración es el Señor Jesús y está formado por personas que creen su promesa:
"...les digo en verdad que si dos de ustedes convinieran sobre la tierra en pedir cualquier cosa, se lo otorgará mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt.18,19-20).
El Espíritu Santo es la FUENTE de la oración en el grupo. Allí se aprende a vivir guiados por el amor y por la Palabra del Señor, a ser dóciles a su Espíritu y a poder decir con María: "Hágase en mí según tu palabra" (Lc.1,38).
El Grupo de Oración lo forman un número variable de personas y su composición es heterogénea. La frecuencia de las reuniones es semanal y la duración de cada encuentro oscila entre una y dos horas.
EL PRIMER GRUPO
Los Grupos de Oración no son nada nuevo en la Iglesia. Esta nació en una reunión de oración el día de Pentecostés.
Los Apóstoles y los 120 discípulos "perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús y con los hermanos de éste" (Hch.1,14).
También las primeras comunidades cristianas se caracterizaron por sus reuniones de oración (Hch.2,42-46; 4,33; 12,5-12).
LO QUE NO ES
-No es una clase de Teología o de Moral,
-No es un grupo de discusión,
-No es una sesión de terapia,
-No es una reunión social,
-No es un grupo de personas selectas,
-No es un grupo ajeno o paralelo a la comunidad eclesial.
LA DISPOSICION FUNDAMENTAL que debe tenerse al participar en las reuniones del Grupo de Oración es el deseo profundo de ser transformados por el Señor. Nunca asistir como espectador o como un crítico.
CARACTERISTICAS
1.-Apertura y docilidad al Espíritu Santo
La primera preocupación de cada participante es estar lo más abierto y dócil que pueda al Espíritu Divino. En cada reunión se pide su asistencia y existe la convicción de que Jesús realiza sus promesas también en nuestros días:
"Yo rogaré al Padre, y les dará otro abogado, que estará con ustedes para siempre: el Espíritu de Verdad que... permanece con ustedes y está en ustedes". "El Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y les traerá a la memoria todo lo que Yo les he dicho" (Jn.14,16-17. 26).
Es el Espíritu quien va creando la Comunidad Cristiana auténtica. Sin esa acción resultarán inútiles todos los esfuerzos que hagamos.
Es normal que donde actúa el Espíritu también se manifiesten sus frutos, sus dones y los carismas. Por el uso de éstos es que a veces se les llama Grupos de Oración de la Renovación Carismática, pero esto no significa que sean lo central ni mucho menos.
2.-Paz, alegría; frutos del Espíritu.
Si el Espíritu de Dios es el que anima y guía la reunión, entonces, es normal que se manifiesten en ella los frutos del mismo según afirma San Pablo: Gál.5,22-23.
3.-Participación espontánea.
Se ora con las palabras que brotan del corazón sin preparar la frase ni pensar mucho en lo que se va a decir. Dejándonos guiar por el Espíritu abrimos nuestro interior al Señor y a los hermanos.
Las reuniones de oración se desarro- llan en un ambiente de libertad y espontaneidad que facilitan la comunicación y la autenticidad. Nadie está obligado a hablar u orar en voz alta, todos tienen el derecho de participar activamente. A veces el silencio puede ser una oración muy elocuente.
4.-Amor fraterno.
Esta es otra característica del Grupo de Oración. A través de las reuniones el Espíritu suscita el amor entre todos los participantes. Amor verdadero y realista; no teórico. El Señor quiere que nos unamos con una unión mayor que la que los hombres hayan visto jamás:
"Que todos sean uno, como Tú Padre, estás en mí y yo en tí, para que también ellos sean en nosotros y el mundo crea que Tú me has enviado" (Jn.17,21).
"En esto conocerán todos que son mis discípulos; si se aman unos a otros" (Jn.13,35).
5.-El Orden.
A pesar de la libertad en que se desenvuelve la reunión de oración siempre se desarrolla con orden y armonía. El orden es fruto del Espíritu.
ELEMENTOS DE LA REUNION DE ORACION
1.-Adoración, Alabanza y Acción de Gracias.
Tienen mucha importancia, nunca faltan; es como el clima o la atmósfera en que se desenvuelve la oración desde el comienzo hasta el final.
"Dios nos escogió para ser su pueblo, para alabanza de su gloria" (Ef.1,12).
Se puede alabar con palabras, gestos y el silencio, pero sobre todo con el corazón.
2.-Silencio.
El silencio es esencial para poder escuchar al Señor por eso es común que en las reuniones de oración hayan tiempos de silencio y escucha de la Palabra de Dios a su pueblo.
3.-Lectura de la Palabra de Dios.
Nunca falta. Ocupa un lugar muy importante en toda reunión. La lectura y escucha de la Palabra se realiza con mucho respeto y atención.
4.-La Enseñanza.
Esta se desarrolla de forma breve, sencilla, de acuerdo a las necesidades de la comunidad orante.
5.-Testimonios.
Es común escucharlos, pues con ellos se proclama lo que Dios realiza en nuestra vida y en la Comunidad.
6.-El Canto.
El orar cantando es muy importante. Generalmente se comienza y se termina con cantos.
7.-Peticiones.
Como hijos que reconocen sus necesidades y su dependencia del Padre, se elevan las peticiones propias y las de los demás.
EL ANIMADOR
Es el medio del que Dios se sirve para que el grupo alcance el fin para el cual fueron congregados por Él. No es necesario que sea la persona de más preparación doctrinal, puede ser hombre o mujer.
Debe ser una persona llena de fe y Espíritu Santo, persona de oración, de vida recta, prudente y sensata, llena de sabiduría, conocedora de las Escrituras, constructora de la paz, equilibrada, persona en comunión con el Obispo y la Iglesia Católica y de vida cristiana probada y madura.
(Artículo publicado por la RCC de Cuba)
domingo, 1 de mayo de 2016
LA MISERICORDIA DE DIOS SE DERRAMÓ EN LA MISA DE SANACIÓN DE LA RCC
Momentos emocionantes de la Misa, con la participación de fieles del Grupo de oración de la Parroquia San Francisco |
¡La Canastita de las peticiones! Cuántas esperanzas depositadas en este humilde cesto. Señor, ten misericordia de cada persona, hijo tuyo, que ha traído hasta Ti su dolor y su esperanza. Amén. |
Nuestro Hermano Vladimir Morales, una instantánea de él, en un momento de oración. |
Isidoro Segura y su esposa NAncy, quienes han regresado a la Diócesis después de varios años alejados de estos bellos parajes, por motivos laborales. ¡Bienvenidos, y a trabajar de nuevo en la RCC! |
Nuestro Hermano Jorge, al centro. Servidor de Mulchén, perseverando durante años en el servicio en la RCC. ¡Bendiciones, Hermano! |
Y luego de la Misa, cada Sacerdote tuvo el tiempo para orar personalmente por aquellos que necesitaban un toque especial del Señor. |
Valoramos la perseverancia del Padre Gustavo Avello, y su labor de Pastor. Sigamos orando para que su vocación no decaiga, y siga creciendo. ¡Amén! |
Cuando el Sacerdote nos toca, en un misterio inmenso de intercesión y Amor, son las manos del Señor las que nos tocan. ¡Bendito seas Señor por tus Sacerdotes! |
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