domingo, 24 de septiembre de 2017

algunos tips para enfrentar el desaliento como servidores


¿Cómo deberíamos reaccionar los Servidores ante el desaliento?.

Mantén tus ojos fijos en la meta de la carrera: Durante la carrera, todos los que participan, experimentan un cierto cansancio y miedo de que él o ella, como Servidores, no tengan suficiente energía para llegar. Pero el objetivo final y la visión del mismo, les fortalecerá para continuar corriendo hasta la meta. El hecho de que Dios mismos nos haya prometido que lo que hagamos por El, va a dar su fruto, a su debido tiempo, nos llena de valor para continuar nuestro trabajo como Servidores de los hermanos.
Cree firmemente que Dios va a ser fiel contigo. El puede y está dispuesto a ayudarte. Después que Jeremías fue sincero y pronunció aquellas palabras duras que sentía, Dios le respondió así:
“Tú serás para ese pueblo, fortaleza y muro de bronce y, uva en adelante; aunque falte el producto del olivo y se niegue la tierra a darnos pan; aunque no tenga ovejas el corral y se queden sin bueyes los establos; Yo seguiré alegrándome en Yavé, lleno de gozo en Dios, mi Salvador, pues me apoyo en Yavé, que es mi Señor”. (Hab. 3, 17 -19)
En momentos difíciles, continúa obedeciendo a Dios: Permanece fiel en tus oraciones, en el estudio de la Sagrada Escritura, en tu amor hacia los otros miembros del Grupo, en tu devoción hacia los Sacramentos. Busca otro servidor o servidores y, comparte con ellos tus dificultades. Pídeles que oren contigo.
Lee la biografía de los santos y mártires cristianos: Desde ellos, podremos comprender que cada santo, cada persona que hizo algo especial por Dios, tuvo que arrastrar grandes dificultades. En sus vidas se puede apreciar que se encontraron con serios problemas que podían haber hecho fracasar su misión. Pero el poder de la Oración y su Fidelidad a Dios, hizo que él continuaran en el camino que habían escogido.


Mira cuáles son tus prioridades: Puede ser que estés descuidando tus deberes hacia tu familia y, por tanto, generando estrés. Puede ser también que tú estés aceptando cosas que te alejan del propósito que Dios tiene para tí.
Persevera: Los tiempos difíciles no significan que tú pierdas la batalla. Una vez había un muchacho, a quién le preguntaron cómo había conseguido ser tan bueno patinando. Su respuesta fue: “Poniéndome de pie, cada vez que me caía”.
Cristóbal Colón. en el viaje que terminó con el Descubrimiento del continente Americano, nunca aceptó escuchar las amenazas de su tripulación. Cuando un día tras otro, la tierra no aparecía, su tripulación le amenazaba con amotinarse sí no volvían al puerto de donde habían partido. Colón nunca aceptó tales amenazas y, todos los días escribía en el Diario del Barco dos palabras: “CONTINUAMOS NAVEGANDO”.
Nosotros también, frente a situaciones que nos arredran, podemos decir con S. Pablo:
“Este es nuestro ministerio. Lo tenemos por pura misericordia de Dios y, por eso, no nos desanimamos”. (2ª Cor. 4,1)
PREGUNTAS PARA EL DIALOGO
A) ¿Qué pasos específicos podías dar, para renovar tu compromiso de Servidor?
B) ¿Qué acción concreta puedes llevar a cabo para prepararte a tí mismo, cuando llegue la oposición o la crítica de los otros?.
C) ¿Cómo puedes animar y fortalecer a otros Servidores, que sabes están pasando por la prueba del desaliento?.
(Fuente: rcc de Canarias)

Eres un servidor y estás con pocas fuerzas? no has sido el único

El Servidor Frente al Desaliento

A) El desaliento -normal en la vida de los Servidores-
B) Ejemplos de desánimo encontrados en la Biblia.
 


“Este es nuestro ministerio. Lo tenemos por pura misericordia de Dios y, por eso, no nos desanimamos”. (2ª Cor. 4,1)

A) EL DESALIENTO -NORMAL EN LA VIDA DE LOS SERVIDORES-
Una tarde en Londres, dos hombres estaban pensando faltar a su Grupo de Oración, de los que ellos eran Servidores. Aquella tarde era fría y estaba lloviendo. “No creo que merezca la pena ir esta tarde al Grupo. ¿Quién va a venir con este tiempo tan malo?”
“Tienes razón”, respondió el otro, “pero siento que no debo faltar a mi responsabilidad. La reunión se dijo que se iba a tener y uno nunca sabe quién vendrá”.
Y mientras la lluvia caía torrencialmente, y la tormenta dejaba oír los truenos sin parar, comenzaron la Oración en el Grupo. Aquella tarde, únicamente apareció un persona. Fue un hombre que pasaba por la calle, vio la luz de la Capilla donde se reunían y entró. para refugiarse un rato de la lluvia.
Ahora la audiencia se había aumentado. Conforme el recién llegado, empapado se sentaba, el que estaba hablando, hacía hincapié en la necesidad de misioneros entre los indios Pieles Rojas en Norteamérica.
Terminada la reunión, uno de los Servidores le dijo al otro: “Hemos perdido el tiempo esta tarde”. ¡Qué equivocados estaban!: Aquel hombre, que entró en la Capilla, acogió la Palabra de Dios en su corazón y, decidió cambiar su estilo de vida. Después de un mes, vendió su negocio y libre de cargas, se marchó de Misionero con los Pieles Rojas a la Colonia Británica, donde se quedó durante 35 años!.
DESALIENTO, DESANIMO, CANSANCIO.- Estos son los sentimientos que un Servidor tiene que sufrir de tiempo en tiempo. Sólo Dios sabe las veces que nos encontramos a nosotros mismos diciéndonos: “Estoy cansado, aburrido, agotado” Creo que no voy a continuar más como Servidor”. Y sólo Dios sabe, cuántos servidores capaces, regalados por Dios con Carismas del Espíritu Santo, cuando experimentaron que se quemaban, fueron incapaces de continuar y dejaron los puestos de Servidores.
Esto no es algo raro. Echemos una mirada a lo que está escrito en la Palabra de Dios. Allí encontraremos personas excepcionales, incluso el mismo Jesús, que pasaron por duras crisis en su responsabilidad como Servidores.
B) EJEMPLOS DE DESALIENTO ENCONTRADOS EN LA BIBLIA
Moisés comienza experimentando el peso enorme de ser “dirigente”. El tuvo éxito al liberar al pueblo Judío de la esclavitud de los Egipcios. Pero al poco tiempo de comenzar su viaje por el Desierto hacia la tierra prometida, comenzaron a murmurar: unas veces por las dificultades que tenían que afrontar, en otra ocasión porque no tenían agua. Otras veces, porque no tenían cebollas ni ajos, con la abundancia que habían tenido ellos de estas cosas, en Egipto. Y Moisés empieza a descorazonarse: “No puedo cargar yo solo con todo este pueblo; es demasiado pesado para mí. Si me tratas así, prefiero que me mates, si es que realmente me quieres, antes que seguir viviendo en estos apuros” (Num. 11,15).
Elías fracasa en convencer a la Reina Jesabel de que no adore a más dioses falsos. Elías teme por su vida y tiene que huir y esconderse. Se internó en el desierto. Después de un día de viaje, se sentó bajo un arbusto, deseando estar muerto y dijo: “Ya basta, Yavé. Toma mi vida” (1ª Rey. 19,4).
Job ante el peligro, la crueldad del sufrimiento y la enfermedad, maldice su suerte y grita: “¿Por qué no morí al salir del seno y no expiré cuando salía del vientre?” (Job 3,11).
Jeremías se enfrenta con la persecución y tozudez de su pueblo. Se queja y le dice al Señor, “Soy hombre que trae líos y contiendas a todo el país. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones”. (Jer. 15,10.15).
Jesús frente a la falta de fe de sus discípulos. “¡Qué gente tan incrédula y extraviada! ¡Hasta cuándo estaré entre ustedes! ¡Hasta cuándo tendré que soportarlos!” (Mat 17,17).
Jesús siente lástima de Jerusalén porque no aceptaron su mensaje. “¡Jerusalén, Jerusalén! ¡Tú matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido!”. (Mt. 23,27).
Si de vez en cuando experimentas que tienes deseos de rendirte y dejar de servir en tu ministerio, ¡no estás sola/o!. El desaliento tiene muchas raíces. Puedes sentirte solo, abrumado; tus esfuerzos no son apreciados y no ves el fruto de esos esfuerzos. Puedo incluso, que seas injustamente criticado. Y te encuentras diciéndote a tí mismo, “¿para qué seguir con tantísimos problemas?”.