martes, 29 de marzo de 2011

"EXORCISMO Y ORACIÓN DE LIBERACIÓN: LOS SACERDOTES SE PREPARAN EN ROMA PARA ENFRENTAR AL ENEMIGO.

¡SAN MIGUEL ARCANGEL, RUEGA POR NOSOTROS!
Para hacer frente al satanismo y la magia, sacerdotes más preparados
Comienza en Roma el VI Curso di Exorcismo y Oración de Liberación

ROMA, martes 29 de marzo 2011 (ZENIT.org).- “Resolver las dificultades debatidas desde hace tiempo por los sacerdotes, que intentan resolver los problemas planteados por las personas que por un motivo o por otro, entran en contacto con el mundo del ocultismo, la magia, satanismo, o por las que creen tener algo que ver con la acción del demonio”.

Describió de este modo, el objetivo del sexto curso “Exorcismo y Oración de Liberación”, iniciado en Roma el pasado lunes, Giuseppe Ferrari, secretario del Grupo de Investigación e Información Socio-Religiosa (GRIS), que ha organizado junto al Instituto Sacerdos del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, la iniciativa, apoyada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y por la Congregación para el Clero.

En la lección introductoria, Ferrari advirtió que la resolución de problemas relacionados con el satanismo o la magia “puede ser aplazada u obstaculizada por la poca preparación de aquellos presbíteros que no se sienten capaces o no tienen los instrumentos necesarios para acercarse de un modo adecuado a las exigencias de las personas mencionadas”.

Para esto, es “evidente que solo la formación en profundidad de un número adecuado de sacerdotes permite afrontar con mayor eficacia y distribuidas mejor entre los distintos sacerdotes, las diversas peticiones de intervención, dirigiéndolas hacia los exorcistas, oficialmente encargados, sólo los casos que verdaderamente necesitan su intervención”.

Cuatro elementos

El experto quiso centrarse sobre todo en cuatro aspectos que pueden tener relevancia con respecto a los temas del exorcismo y del satanismo: la legalidad del exorcismo, negatividad y contradicción del ambiente satánico; eficacia de la acción a distancia de maleficios u otras acciones mágicas, comparación entre la figura del exorcista y la del mago o trabajador de lo oculto.

En cuanto al primer punto, destacó que los devotos del satanismo podrían “decir no sentir respetada la propia dignidad de persona por el ejercicio de prácticas que tienden a aplastar la entidad o la energía, como la quieran definir, a la que pretenden dirigir su culto”.

Exactamente por esto, explicó, “hay que evidenciar que el rito del exorcismo respeta plenamente la libertad y la dignidad humana”: “no impone nada a nadie y que no tiene ningún efecto si no hay adhesión de la voluntad de la persona para liberarse de lo que considera malo, es decir de la influencia o acción, sea verdadera o presunta”.

El satanismo, prosiguió Ferrari, “crea un problema social, ético y cultural de gran importancia, pues consigue aprobar una inversión completa de los valores”.

Entre las demostraciones de contradicción, “no se ve como pueda tener una justificación lógica y racional el comportamiento de una persona que incluso no creyendo ni en el demonio, ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en el Sacrificio Eucarístico, se compromete de un modo tan fanático en las llamadas 'misas negras'”.

Acerca de los maleficios o acciones mágicas, el experto observó que las actitudes irracionales y supersticiosas “no son de quien cree en un modo racional en la existencia del más allá y en su acción en el mundo material, sino de quien está convencido de poder usar al más allá a su voluntad, y de quien llega a pensar que tiene el poder de sobrepasar las leyes naturales y someterlas a su voluntad, evidenciando implícitamente, y de este modo, una especie de delirio de omnipotencia”.

Ferrari subrayó finalmente “la profunda y sustancial diferencia existente entre el ocultista o mago y el exorcista” indicando que la clave está en “una simple pero significativa pregunta: '¿Quién os manda?'”.

“El exorcista no es sólo el que recibe un mandato explícito del obispo, sino que es, también y sobre todo, un sacerdote, es decir el que tiene el inmenso poder de consagrar el pan y el vino convirtiéndolo en Cuerpo y Sangre de Cristo”. “El mandato del presbítero es un mandato que viene directamente de Cristo a través de la Iglesia”.

Jóvenes y satanismo

El periodista y escritor Carlo Climati se centró en “el satanismo juvenil”, recordando que “el interés de los jóvenes por el mundo del satanismo ha llenado, en estos últimos años, las páginas de los periódicos”.

En este contexto, exhortó a hacerle frente a un tema tan delicado “con espíritu constructivo, sin difundir alarmismos, tratando de examinar la realidad de un fenómeno que obviamente no afecta a la mayoría de los jóvenes, pero que al mismo tiempo no debe ser ignorada”.

El satanismo, destacó, “busca derrocar y destruir los valores universales que están inscritos en el corazón de todo ser humano” y “crear confusión entre los jóvenes para construir una especie de sociedad al contrario en la que el bien se convierte en mal y el mal en bien”.

“Esta idea se representa perfectamente a través de un símbolo típico de los satanistas: la cruz invertida, que significa la inversión de los valores del Cristianismo”, observó.

El satanismo tiende, además, “a difundir entre los jóvenes un sentido de pesimismo, de rendición, de oscuridad, de desesperación”, representando “la muerte de la esperanza” y empujándoles a creer “que la vida es un especie de jungla en la que vencen sólo los más fuertes”.

Por esta razón, es necesario “ayudar a los sacerdotes, maestros, padres, educadores a hacer una obra de prevención entre los jóvenes, para que las nuevas generaciones no sean víctimas de determinadas tendencias peligrosas”.

viernes, 25 de marzo de 2011

SABADO 26 DE MARZO: RETIRO DE FORMACIÓN CON MONSEÑOR BACARREZA

RENOVACION CARISMATICA TENDRA ENCUENTRO DIOCESANO CON MONSEÑOR FELIPE BACARREZA.

En la Parroquia del Perpetuo Socorro, entrada por calle Colón. Comienza a las 9.00 horas y finaliza a las 12:30 horas. Participan todos los miembros de los Grupos ded Oración.

martes, 22 de marzo de 2011

LA ACEDIA: TRISTEZA DEL ALMA, CONTRARIA A LA ALEGRÍA CRISTIANA.

La tristeza siempre puede llegar, pero no es el signo del Cristiano.
Siempre es bueno formarse,crecer cada vez más en lo espiritual y en lo intelectual:
La acedia, tristeza del alma.
Sentirse triste es un estado de ánimo que se da con frecuencia y que comporta un malestar psicológico que en ocasiones no se sabe como describirlo. Sin embargo, estar apenado en un determinado momento no es suficiente para afirmar que se padece depresión. Hay una tristeza llamada normal, que es la situación de abatimiento o desánimo como consecuencia de unos acontecimientos o situaciones personales difíciles. Hay también lo que pudiéramos denominar una tristeza buena, que es aquella provocada por el arrepentimiento de nuestros pecados y que nos lleva a reparar el mal y a tener más confianza en Dios. En cambio, la tristeza mala es aquel estado del alma, lo que los antiguos monjes conocían bajo el nombre de acedía, que se caracteriza por el sufrimiento de estar en el mundo, junto a un desinterés total por la vida. Este tipo de tristeza viene más bien ocasionado por la incertidumbre interior y la ausencia de propia realización; acerca de ella decía Casiano:

“La tristeza es áspera, impaciente, dura, llena de amargor y disgusto, y le caracteriza también una especie de penosa desesperación. Cuando se apodera de un alma, la priva y aparta de cualquier trabajo y dolor saludable” (Instituciones, 9).

La acedia es la gran tentación para el solitario eremita y para el solitario moderno del asfalto y del estrés del ejecutivo. El hombre se siente traspasado hasta el límite. El alma se embrolla y el corazón se endurece. Todo se pone en cuestión y se llega a comportamientos infantiles que son impensables. San Gregorio Magno enumera las consecuencia de la acedia como: “la desesperación, desaliento, mal humor, amargura, indiferencia, somnolencia, aburrimiento, evasión de sí mismo, hastío, curiosidad, dispersión en murmuraciones, intranquilidad del espíritu y del cuerpo, inestabilidad, precipitación y versatilidad” (Anselm Grüm Nuestras propias sombras. Tentaciones. Complejos. Limitaciones, 3, p. 68).

Por ello, en el mundo moderno existe un vínculo entre depresión y acedía, cuya curación no se consigue sólo por medio de la medicina, sino que hay que tener presentes los elementos espirituales de la persona. Para superar esta tristeza del alma, el venerable Juan Pablo II proponía que “la clave para ayudar a una persona con depresión es el amor y la oración. Las personas que cuidan de los enfermos deprimidos deben ayudar a recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro, las ganas de vivir..., hacerles percibir la ternura de Dios... En el camino espiritual son de gran ayuda la lectura y la meditación de los salmos, el rezo del Rosario, la participación en la Eucaristía, fuente de paz interior” (Juan Pablo II, XVIII Conferencia Internacional sobre la Depresión).

¿De dónde nace esta tristeza existencial? De aquellas ideas dominantes que conllevan al desánimo o lo fomentan. Son aquellas que están en la cultura nihilista que domina la sociedad y que tiene en muchos casos sus altavoces en los Medios de Comunicación Social. Podemos enunciar algunas: menospreciar el trabajo como realización de la persona, desnaturalización de los lazos entre los hombres, ver al otro como un infierno, la visión psico-analítica freudiana que reduce al hombre a sus pulsiones, la misma desestabilización de la familia, las estructuras de pecado, que no tienen otra consecuencia que la desestructuración de la persona humana y abren verdaderos focos de depresión, desviando finalmente al hombre de su camino hacia Dios.

El antídoto de la acedía es la alegría; no es propio del cristiano estar triste, ya que así es muy difícil progresar en la vida espiritual y, por lo tanto, en el amor a Dios y a los hermanos. La tristeza predispone al mal porque es “como la polilla al vestido y la carcoma a la madera, así la tristeza daña el corazón del hombre” (Prov 25,20); hay, pues, que luchar contra ese estado del alma: “Anímate, pues, y alegra tu corazón, y echa lejos de ti la congoja; porque a muchos mató la tristeza. Y no hay utilidad en ella” (Ecl. 30,24-25). Además, por una razón muy sencilla que nos dice el poeta converso a la fe católica Paul Claudel: “La alegría es la primera y la última palabra del Evangelio”.

Consultado en Zenit, el 22 de marzo de 2011.

sábado, 19 de marzo de 2011

SERVIDORES:EL FUNDAMENTO DE NUESTRAS RELACIONES ES JESUS .


Foto de archivo: Hermanos de la RCC de Mulchén


Por Luis Martín

Lo que nos une a unos y a otros en los grupos y comunidades en la R.C. no son lazos humanos de simpatía o de amistad, de afinidad o de parentesco.

Lo que hace que nos sintamos todos hermanos, sin distinción de clases, cultura, tendencias sociales o políticas, ni tampoco edades, es algo que ha sido muy decisivo en nuestras vidas y que es lo que mejor podemos compartir: la experiencia de Jesús a la que hemos llegado por la acción de su Espíritu derramado sobre nosotros. Acogidos por otros hermanos, y en parte por su oración y amor, hemos llegado a nuestra aceptación de Jesús, a un encuentro personal con El, que nos ha seducido y nos ha marcado.

Esto es lo que más nos ha unido a unos y otros, sin que antes nos conociéramos, y sin que previamente hiciéramos opción por estos hermanos o aquellos. Es así como hemos entrado en relación y trato los que ahora nos encontramos en este grupo determinado. El Señor es lo que verdaderamente nos une: por El estamos dispuestos a renunciar a muchas cosas y hasta daríamos la misma vida.

Por tanto las relaciones entre nosotros han de estar definidas por la experiencia que tenemos del Señor y el compromiso al que por El hemos llegado. En una palabra: por nuestra relación con Jesús.

A partir de esta experiencia común hemos llegado a descubrir, mucho más a fondo de lo que antes sabíamos, cómo Dios es nuestro Padre y cómo nos ama con un amor tan concreto y personal. Y esto ha hecho que también descubramos vivencialmente cómo éste y éste son mis hermanos por un motivo más especial: porque estamos compartiendo una profunda experiencia, y porque el Señor nos ha puesto juntos en un mismo camino. Por el poder de Dios operante en nuestros corazones hemos llegado a amar a todos, a perdonar a aquellos que nos habían ofendido. La alegría de encontrarnos unidos, la necesidad de vernos y compartir cuanto hacemos y nos pasa, todo se explica porque nos sentimos hermanos.

Si en algún momento empiezo a cansarme de ellos o a perder interés por su trato, si me impresionan más sus defectos que sus buenas cualidades, si no los veo como don de Dios ni siento necesidad por el hermano (l Co 12, 21), la explicación que por ley ordinaria me tengo que dar es que el Espíritu se está apagando en mí (1 Ts 5, 19) y reaparecen mis antiguos complejos y recelos. He aquí un termómetro de gran fidelidad que me puede dar los grados tanto de mi unión con el Señor como de mi pecado.

CUANDO SURGE UNA TENSION

Si el nivel de vida espiritual se mantuviera siempre estable o más bien creciente no experimentaríamos la menor dificultad en nuestras relaciones con los hermanos. Pero la realidad es que vivimos oscilaciones, decaimientos y retrocesos y estamos siempre sometidos al cansancio y a las pruebas, que frecuentemente nos cogen desprevenidos. Es entonces cuando más difícil resulta vencer el amor propio, los impulsos que no vienen del Espíritu, y por tanto, mi relación con cualquier hermano se resiente. La tensión puede surgir por cualquier incomprensión, por cualquier palabra desacertada, o por cualquier desacuerdo que se ha dado entre nosotros. No debería ser así. Pero somos humanos y muy débiles.

Como regla general se puede pensar que cuando tal o cual hermano me cansa, es decir, me resulta molesto por un determinado rasgo de su personalidad, es entonces para mí un aviso que me dice en qué estoy fallando, en qué tengo aún que cambiar, o saber aceptar y adaptarme a los demás. Si, por otra parte, cuando surge una tensión, me mantengo replegado o con ciertas reservas, me hago más distante del otro hermano y la tensión empieza a subir de grados.

¿A quien no le ha pasado que en ciertos momentos parece que le molesta "toda la gente"? Nuestro desequilibrio emocional puede hacernos tropezar. Pero no cedamos a esta fácil tentación de replegarnos, de apartarnos un poco o del todo, o de faltar al grupo mientras me dura ese malestar.

Hay otros momentos en que puede surgir la tensión. Por ejemplo, con motivo de un determinado planteamiento que nos hemos de hacer al fijarnos un objetivo concreto, o al discernir los dirigentes del grupo, o a quién hay que encomendar tal ministerio: si no permanecemos pobres de espíritu y llenos del Señor, habrá dificultades para ponernos de acuerdo y surgirá la tensión que puede llevar cualquier nombre: protagonismo, rechazo de personas, susceptibilidad, complejo de víctima.

En un grupo grande las relaciones interpersonales pueden ser más bien superficiales, sin que se llegue a una gran apertura entre unos y otros. Pero cuando se forman grupos pequeños de profundización, o se inicia una fraternidad, una comunidad, se llega a conocer más a fondo a las personas. Es entonces cuando afloran aquellos rasgos individuales de nuestra personalidad, que no se manifestaban tan fácilmente en el grupo grande, y se pone más de manifiesto toda nuestra debilidad: esas aristas hirientes del temperamento que sólo bajo la acción del Espíritu llegan a limarse: peculiaridades, emotividad, impulsos y fuerzas del inconsciente. Todo esto mezclado al mismo tiempo con bondad y paciencia, los frutos del Espíritu mezclados con brotes de los frutos de la carne, pues el Reino de los cielos presente en nosotros, mientras permanezcamos en estado de peregrinación y de prueba, siempre estará sometido a la ley de la provisionalidad, mezclado el trigo con la cizaña (Mt 13. 24-30), hasta que venga lo perfecto y desaparezca lo parcial (l Co 13.9-10).

SOLO EL SEÑOR PUEDE CALMAR LA TEMPESTAD

En realidad conocemos y comprendemos muy poco de lo que pasa dentro de nosotros, por lo cual resulta difícil que cada uno se acepte y se ame a si mismo. Si no me amo a mi mismo en aquello que provoca más mi propio rechazo, mi debilidad, mi cuerpo deforme, mi enfermedad, mis limitaciones, etc., tampoco podré amar a los demás.

Para comprender mejor el mecanismo de los impulsos negativos y destructores que en las relaciones interpersonales dan origen a las tensiones, será bueno tener en cuenta lo que la psicología dice de las áreas determinantes de la personalidad:

a) Un área que opera a un nivel inferior y profundo de la personalidad, desconocido e incontrolado por el mismo sujeto: es el inconsciente, verdadero substrato de la vida psíquica, donde nacen los deseos y se organizan los lazos interhumanos y las conductas. En este área, que escapa a nuestro conocimiento, ejerce su señorío el egoísmo, siempre bajo la ley del placer. De aquí surgen los impulsos de agresividad, de aversión, de venganza, o los que nos llevan a escoger las personas que resultan más simpáticas y atrayentes.

b) Otra área, a un nivel superior, y de cuyos contenidos tenemos conciencia y que podemos controlar, es el área de lo consciente o la conciencia. Aquí conocemos nuestro interior, nos horroriza el mal y amamos lo bueno y lo recto.

Los impulsos del área inferior tienden constantemente a penetrar en la conciencia e imponer su ley, si se lo permite nuestro sentido ético. Siempre exigen satisfacción urgente y presentan una justificación para ser admitidos en el campo de la conciencia. Entre las dos áreas existe un constante conflicto. Si dominan las fuerzas inconscientes, tenemos el caso del impulsivo, del inmaduro. Si la conciencia logra impedir que imperen aquellos impulsos salvajes, se establece cierto equilibrio.

e) También hay que tener en cuenta el equilibrio o desequilibrio de la propia afectividad, que es el aspecto más fundamental de la vida psíquica, la base a partir de la cual se forman las relaciones humanas y los lazos que nos unen a nuestro medio vital. Cuando, en contra nuestro, se altera la organización afectiva que hemos aceptado, ello repercute en toda la persona, en las actitudes y en el comportamiento, provocando cierta inadaptación social. El resultado puede ser angustia, inseguridad, ansiedad, cualquier trastorno psíquico.

Con independencia de la validez que queramos dar a esta explicación, la solución a los conflictos y tensiones no consiste en evitar que surjan los impulsos, lo cual como sabemos no siempre es posible, sino en evitar que nos dominen, imponiendo su ley y determinando nuestra conducta.

Para esto ha de darse una condición: que el Señor esté presente en nuestra conciencia, que El ocupe nuestra conciencia. Solamente El tiene poder para calmar las tempestades que de improviso puedan surgir en el fondo de mi ser.

Pero que El esté verdaderamente vivo en mi corazón, que yo experimente su fuerza y su paz y la seguridad que únicamente El puede hacerme sentir, depende del grado de oración en que yo esté viviendo. A mayor grado de oración, más fuerza tendré de parte del Señor, más vivo estará Jesús en mi interior. Y entonces no me dominarán las fuerzas ciegas y salvajes de mi inconsciente.

Por otra parte, yo debo estar sobre aviso respecto a mis reacciones e impulsos y tratar de tomar conciencia del motivo profundo que pueda subyacer en el fondo de muchos de mis comportamientos. Porque el amor propio fácilmente se disfraza de celo o de fidelidad. El amor propio herido siempre recurre al procedimiento de cortar la comunicación en forma de frialdad para con el hermano o siguiendo el impulso de fuga. De ordinario el Señor no me pide que me aparte de los hermanos, o que desaparezca, lo cual me llevaría a la soledad, a la tristeza, a la esterilidad, sino que me mantenga en la estacada hasta el final, allí en el camino donde El me puso. Si cuando aprecio que esto empieza a suceder en mi corazón me vuelvo al Señor y clamo "Señor, ayúdame, porque ni siquiera yo mismo ?me conozco y quisiera dejarme llevar de este impulso...” Entonces me invadirá la paz, el arrepentimiento y la fuerza necesaria para perdonar y seguir amando.

UNA GRAN RESPONSABILIDAD DE LOS DIRIGENTES

Los dirigentes de cada grupo han de estar siempre atentos para ver cómo marchan las relaciones interpersonales dentro del grupo. Es una de las cosas que más nos tendría que preocupar, y allí donde ha surgido una tensión los dirigentes hemos de poner paz, reconciliación y amor: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,9).

Lo que construye y crea la comunidad, lo que más hace avanzar a un grupo, es la unidad y el amor entre sus miembros. El amor entre los hermanos tal como Jesús enseñó, es lo que construye la comunidad, muy por encima de todo nuestro empeño y entusiasmo por crearla. Es preciso recurrir a todos los medios posibles: diálogo paciente, reconciliación, transparencia, corrección fraterna. Tener mucha paciencia y aprender a sufrir. Nunca nos podemos desentender, ni desmoralizar. El Señor nos quiere unidos en el sufrimiento, en la incomprensión, en la paciencia.

Cuando hay un conflicto hay que intensificar la oración. Las partes más afectadas deben buscar primero reconciliación. Puede haber resistencias, porque no siempre tenemos el deseo sincero de que se arreglen las cosas, o porque nos faltan fuerzas para perdonar de verdad.

Un procedimiento que siempre da maravillosos resultados es cuando los dos hermanos, que tienen dificultad para aceptarse o para amarse, se presentan juntos ante el Señor sintiendo toda su pobreza y oran: "Señor, Tú nos has unido. Quieres que nos amemos y caminemos juntos. En estos momentos nos resulta difícil comprendernos y amarnos. Ven Tú en nuestra ayuda.

Ante Ti nos perdonamos y cada uno rechaza lo que hay contra el hermano. Pon tu amor en nuestros corazones para que podamos amar de verdad". El Señor no se resiste ante una oración como ésta.

Si al final no podemos ponernos de acuerdo en un asunto determinado y seguimos discrepando, la solución no es romper. Siempre podemos decir: Bien, pensamos distinto y no coincidimos en nuestros puntos de vista, pero sigamos amándonos como hermanos, porque El nos quiere unidos, y trabajaremos para llegar a la unidad.

En toda acción reconciliadora será de gran ayuda saber apreciar todo lo bueno y positivo que hay en el otro, sobre todo su voluntad sincera de agradar al Señor y vivir a su servicio. Esto no nos puede dejar indiferentes.

Si nuestro espíritu no está plenamente centrado en el Señor, no podremos hacer esto, y nos faltará el deseo sincero de la reconciliación: "En lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres" (Rm 12, 18).

Saber apreciar y estimar lo bueno de cualquier hermano es cualidad del alma que supone otras muchas virtudes. Tenemos más desarrollado el espíritu de justicia y de exigencia respecto al hermano que el espíritu de misericordia y de bondad, capaz de reconocer siempre la bondad y los dones que el Señor ha puesto en él. Si no le amamos, no podremos alabar a Dios por las maravillas que ha hecho en él En este caso lo que solemos hacer es silenciar sus dones, o quitarles valor o cerrarnos con un "sí... pero...". La magnanimidad y el amor que el Padre de los cielos tiene para nosotros sus hijos es algo de lo que más necesitamos en nuestro caminar en la vida del Espíritu, para que nuestras relaciones interpersonales sean cada vez más santas y revistan esa elegancia espiritual y espíritu magnánime que San Pablo deseaba para los Filipenses: "Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta" (Flp 4,8).

( De: www.siervoscas.com)

miércoles, 16 de marzo de 2011

RENOVACION CARISMATICA TENDRA ENCUENTRO DIOCESANO CON MONSEÑOR FELIPE BACARREZA

Hermano Patricio Pizarro, con parte del equipo diocesano y Monseñor Felipe Bacarreza
Estimados Hermanos:
De acuerdo con nuestro Plan Pastoral Diocesano de la RCC para el año 2011, les recuerdo e invito a coordinar sus actividades para estar presentes el día sábado 26 de marzo, en la Jornada de Formación con el Obispo de la Diócesis.
El encuentro, tal como lo señalamos, se realizará en los salones de la Parroquia del Perpetuo Socorro, desde las 09:00 horas hasta las 12:30 horas. Les reitero el día: Sábado 26 de marzo.

Necesidad de Formación:

Una vez convertidos a la fe Cristiana y Católica, es absolutamente necesario que continuemos nuestro proceso de formación, para que podamos dar razón de nuestra fe.
En cada retiro que vivimos, junto con avivar la fe carismática y los carismas en general, hemos estado fortaleciendo fuertemente nuestra doctrina católica. En ésta ocasión todos los miembros de los grupos de oración, y no solamente los servidores, están invitados a participar de esta jornada de formación con nuestro Obispo. Es un deber y un honor para nosotros recibir alimento sólido de parte de nuestro propio Obispo .

¡Que el Señor los Bendiga.

Patricio Pizarro Ramos.
Coordinador Diocesano Los Ángeles.

jueves, 10 de marzo de 2011

LOS ANGELES: REUNION DE SERVIDORES SABADO 12 DE MARZO

LA REUNIÓN COMIENZA A LAS 09:00 HORAS, Y SE REALIZARÁ EN LA PARROQUIA DEL PERPETUO SOCORRO. LA ENTRADA SERÁ POR CALLE VALDIVIA.


INVITA A TUS HERMANOS Y HERMANAS DEL EQUIPO DE SERVICIO.

miércoles, 9 de marzo de 2011

LA CUARESMA: LIMOSNA, ORACIÓN Y AYUNO

El Santo Padre Benedicto XVI
Benedicto XVI: limosna, oración y ayuno, “trazado de la pedagogía divina”
Misa del Miércoles de Ceniza en Santa Sabina

ROMA, miércoles 9 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La limosna, la oración y el ayuno, las tres obras fundamnetales de piedad previstas por la ley mosaica y citadas por Jesús en el Evangelio de este Miércoles de Ceniza, representan el “trazado de la pedagogía divina”.

Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI durante la misa con imposición de las Cenizas, celebrada hoy en la Basílica romana de Santa Sabina, con la que comienza el tiempo de Cuaresma.

En el pasaje evangélico del día (Mt 6,1-6, 16-18), Jesús recuerda que la limosna, la oración y el ayuno caracterizan al judío observante de la ley.

“Con el paso del tiempo, estas prescripciones habían sido manchadas por la herrumbre del formalismo exterior, o incluso se habían transformado en un signo de superioridad.”, explicó el Papa.

“Cuando se realiza algo bueno, casi instintivamente nace el deseo de ser estimados y admirados por la buena acción, de tener una satisfacción”.

Esto, indicó, “por una parte nos cierra en nosotros mismos, y por la otra nos saca de nosotros mismos, porque vivimos proyectados hacia lo que los demás piensan de nosotros y admiran en nosotros”.

Al volver a proponer estas prescripciones, Jesús “invita a redescubrir estas tres obras de piedad viviéndolas de modo más profundo, no por amor propio sino por amor de Dios, como medios en el camino de conversión a Él”.

“Limosna, oración y ayuno: es el trazado de la pedagogía divina que nos acompaña, no solo en Cuaresma, hacia el encuentro con el Señor Resucitado; un trazado que recorrer sin ostentación, en la certeza de que el Padre celeste sabe leer y ver también en el secreto de nuestro corazón”.

Conversión sincera

El tiempo litúrgico de la Cuaresma, prosiguió el Pontífice, exhorta al compromiso de “convertir nuestro corazón hacia los horizontes de la Gracia”.

“En general, en la opinión común, este tiempo corre el riesgo de ser connotado por la tristeza, por la oscuridad de la vida”, reconoció.

La Cuaresma, en cambio, “es un don precioso de Dios, es un tiempo fuerte y denso de significados en el camino de la Iglesia, es el itinerario hacia la Pascua del Señor”.

Este tiempo invita no a una “conversión superficial y transitoria”, sino a “un itinerario espiritual que tiene que ver profundamente con las actitudes de la conciencia y que supone un sincero propósito de arrepentimiento”.

Esta conversión auténtica, indicó, “es posible porque Dios es rico en misericordia y grande en el amor. La suya es una misericordia regeneradora, que crea en nosotros un corazón puro, renueva en el interior un espíritu firme, restituyéndonos la alegría de la salvación”.

La Cuaresma, por tanto, es “un camino de cuarenta días donde experimentar de modo eficaz el amor misericordioso de Dios”, “conscientes siempre de no poder llevar a cabo nuestra conversión nosotros solos, con nuestras fuerzas, porque es Dios quien nos convierte”.

“Todos pueden abrirse a la acción de Dios, a su amor”, recordó Benedicto XVI.

“Con nuestro testimonio evangélico, los cristianos debemos ser un mensaje viviente, al contrario, en muchos casos somos el único Evangelio que los hombres de hoy leen aún”.

La responsabilidad de los cristianos, afirmó, es la de “vivir bien la Cuaresma: ofrecer el testimonio de la fe vivida a un mundo en dificultad que necesita volver a Dios, que tiene necesidad de conversión”.

lunes, 7 de marzo de 2011

RETIRO CARISMATICO DE SANACIÓN INTERIOR MUY RECOMENDADO

Hermana Maite Bazán, de Encuentro con Jesús, y nuestro hermano Juan, del Ministerio de música de Los Ángeles
(Foto de Archivo)

“ENCUENTRO CON JESÚS”


¿QUIERES NACER DE NUEVO, DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU?

Retiro de Sanación Interior

29,30 de Abril y 1º de Mayo 2011

Casa del Espíritu Santo, Tomás Moro 413—Las Condes

Valor $36.000

Inscripción previo depósito $15.000

Cupos Limitados.

¡Ven a sumergirte en el agua Viva y salvífica del Espíritu Santo, que mana del corazón misericordioso de Jesús.! ¡Ven a encontrarte con el Señor de la Vida, el que te conoce, el que te sana y te libera! ¡Ven a encontrarte con quien te Ama con todo su corazón!


Información y reserva:

Maité Bazán: 02 9341635 09 0788610

Bernardo Barrera: 2392269

Cta. Nº 82-05573-05 Bco. Scotiabank.

Hernán Veas: 2372660

Cta.Ahorro Nº 31715948752 Bco.Estado

sábado, 5 de marzo de 2011

MISA DE SANACION MAÑANA EN LOS ANGELES.


Queridos Hermanos y Hermanas:
Mañana domingo 06 de marzo, tenemos la Misa de Sanación, a las 15.45 horas. Como siempre, la haremos en la Parroquia San Francisco. La oficiará el Padre Gustavo Avello.



¡NADA ES IMPOSIBLE PARA EL SEÑOR!

Los invitamos a acercarse al poder sanador del Señor. En este mundo tan descreído, lleno de vacío, materialismo, antivalores y desengaños, sólo Dios permanece inmutable en Su Amor y Su Misericordia. ¡Que hermoso es vivir la experiencia del Amor de Dios, sentirse amado por el. Ven , acercate al Señor, participa también cada domingo de la Eucaristía, acercate al Santísimo, únete al poder del reino de Dios!
Dios te Bendiga!

Para Dios nada hay imposible” (Lc 1, 26-38)

martes, 1 de marzo de 2011

PASCUA DE LA HERMANA DALILA BECKER, DE LA RENOVACIÓN DE CONCEPCION

Dalila Becker, amada hermana de la RCC de Concepción

FALLECE HOY, 01 DE MARZO, LUEGO DE UNA LARGA ENFERMEDAD

Con profundo dolor, comunicamos el fallecimiento de la destacada cantante del Ministerio de Música de la RCC de Concepción, hermana Dalila Becker.
Será recordada como una gran mujer de fe, con una exquisita unción en el ministerio de la música, durante largos años en la Renovación de Concepción. ¡Como no recordar tantos retiros en el gimnasio de San Agustín, cuando su voz poderosa llenaba los ámbitos del local, y ungía nuestros corazones? Muchas veces acompañó a la hermana Alicia Latorre en los "Encuentros con Jesús", y a tantos misioneros que pasaron por la Diócesis de Concepción.Su servicio se apagó lentamente, cuando el Señor la llamó a ayudarlo a cargar su cruz con una penosa enfermedad, la que afrontó con fuerza y fe por mucho tiempo, hasta el día de hoy, en que el Señor la llamó a su regazo.
¡Somos privilegiados los que tuvimos el gozo de participar de sus canciones y Alabanzas al Señor.!

¡Hermana Dalila, que el Señor te reciba y reciba también nuestras oraciones por ti!

¡Amén!