La Misa de Sanación vivida el día viernes 16 de enero en la parroquia San Francisco de Los Ángeles, será recordada como un encuentro lleno de ternura con el Amor de Dios. El Señor se derramó con tanta suavidad en los corazones de los hermanos, con tanta delicadeza, que se podía vivir y tocar el amor en el ambiente. La alabanza, la oración, la adoración, todo transcurrió en un clima de profundo recogimiento espiritual, a través del cual los hermanos y hermanas pudieron tener un encuentro comunitario y personal con ese Jesús que nos ama y que ha dado la vida por nosotros.Y quizás sería mejor decir: ese Jesús que ha dado la vida por mi, por ti, porque también el Señor nos salvó a cada uno de nosotros.
Allí, en la cruz, tu estabas presente en su corazón, y en ese lugar, el Señor pagó un precio muy grande por tu salvación, y por la mía.
Eso fue lo que vivimos ayer: el Amor suave y tierno de un Dios que nos ama personalmente, y que vino para hablar con cada hermano y hermana que acudió a ese inolvidable encuentro con el Señor.
Allí, en la cruz, tu estabas presente en su corazón, y en ese lugar, el Señor pagó un precio muy grande por tu salvación, y por la mía.
Eso fue lo que vivimos ayer: el Amor suave y tierno de un Dios que nos ama personalmente, y que vino para hablar con cada hermano y hermana que acudió a ese inolvidable encuentro con el Señor.
Cuando el pueblo alaba a Dios.....cuando yo alabo a Dios, el Señor se pone en el centro de mi vida, y suceden cosas maravillosas. Amar a Dios, vivir un dialogo espiritual con el en medio de la Eucaristía, es vivir las primicias del Reino de Dios. La presencia de Dios fue tan manifiestamente sensible, que sólo cabía la adoración.
El recogimiento interior....hablar íntimamente con Dios, amarlo, sentirse amado. Son vivencias de la renovación carismática, que no es solo manifestación externa, sino, al contrario, un profundo e intenso encuentro interior con el Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario