Hoy he llegado al Grupo de oración, después de un mes de receso veraniego.
Comenzamos con la misa de las 19, 30 horas. En medio de la asamblea comienzo a divisar varias caritas conocidas. Hay pequeñas sonrisas y gestos de saludos desde lejos durante la misa, que expresan la alegría del reencuentro.
Terminada la Misa, nos reunimos en el lugar de siempre.
Hay saludos, abrazos, amor. Hay ansias de expresar el amor.
Un hermano comienza a preparar la guitarra, otros los asientos, el altar, y la canastita de las peticiones. Más allá, otra hermana ordena la Revista Pentecostés.
Comienza la oración. Se ora un texto bíblico. Hay alabanzas, oración de perdón, cantos al Espíritu Santo, oración en lenguas. Un silencio de adoración llena el lugar y los corazones. Profecías y testimonios.
Presentamos las oraciones de intercesión.
Los rostros de los hermanos resplandecen de gozo. Unos sonríen, otros dejan caer lágrimas por sus mejillas. Todos, de una u otra forma, han sido tocados por el Señor.
Se dan algunos avisos, y cantamos un canto a la Virgen María .
Nos abrazamos, y cada uno vuelve a su hogar lleno de Paz y de Gozo.
El próximo lunes volveremos a encontrarnos. El esquema de la oración no será igual, pues cada lunes es diferente.
Pero se mantendrá la hermandad, y la Presencia del Señor.
¡Gracias, Señor, por este encuentro con Tu Amor!
Carlos Moreno Pezo
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