Las lecturas de la Misa de hoy nos ayudan a
pensar sobre la figura del Papa. En la primera lectura se nos narra como Moisés
intercede por el pueblo de Israel, después de que este pecase adorando a un
novillo de fundición. Moisés hace lo que Dios quiere que haga, que es pedir
misericordia. Había sido elegido para conducir al pueblo hacia la Tierra Prometida,
y se encuentra con que todos los que están allí no responden a la llamada que
Dios les ha hecho y, en seguida, se olvidan de lo que han recibido. Moisés no
repudia a su pueblo. En plena fidelidad con Dios, y hablando con Él “como
lo hace un amigo con su amigo”, aparta la amenaza que iba a caer sobre
Israel. Ciertamente todo estaba en el plan de Dios. Pero Dios quiere que
nosotros intercedamos para que se manifieste su misericordia. Lo mismo que
también pone a personas “al frente de su casa”. Por eso me llega que
el nuevo Papa, Francisco, hiciera tanto hincapié, de una manera práctica en la
oración.
También esta lectura me
sugiere otro aspecto importante, aunque más general. En la Iglesia tenemos la suerte
del magisterio. Gracias a él nos es posible entender mejor lo que Dios quiere
de nosotros. ¡Con qué facilidad se separó Israel de Dios, y con un pecado
abominable, como es la idolatría! Se dejaron arrastrar por la desesperanza,
porque Moisés tardaba en regresar, y quizás también por lo que veían en pueblos
vecinos. Necesitaban de un pastor, que los amara, pero que antes amara a Dios
De esa manera podía conducirlos por el camino de la verdad. Igualmente, en el
Evangelio, Jesús reprocha a los fariseos o maestros de la ley, que han leído
las Escrituras, pero no las han entendido. Por eso no le reconocen.
Como nuevo Papa, SS. Francisco,
quiero escuchar lo que tenga que decirme y seguirle. Estoy contenta y doy
gracias a Dios, que nos habla en cada momento de la historia a través de
personas concretas. Creo que lo primero que hemos de hacer es, siguiendo su
petición, intensificar nuestra oración por su persona. Quien da la misión da
también la gracia para cumplirla, y es nuestra obligación pedir al Señor para
que no le falte ni la iluminación ni las fuerzas que pueda necesitar.
Gracias,
Señor por la Iglesia.
Gracias por el ministerio petrino. Gracias porque con el
suave soplo del Espíritu Santo nos vas guiando por los caminos de la historia.
Te pido por el nuevo Papa, Francisco, para que lo guardes y protejas y pueda
cumplir fielmente su misión al frente de tu Iglesia.
(Maritza Castro P)
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