lunes, 9 de noviembre de 2009

EL PODER SALVÍFICO Y SANADOR DEL DOLOR

Padre Juan Falter, que Dios bendiga
Testimonio:
¡Tenía un problema tan grande en mi vida laboral.! Los que vivimos sólo de un sueldo, sabemos lo duro que es cuando nos dicen que ese salario puede acabarse. Entonces uno piensa en su familia, en sus hijos, en...... en tantas cosas.
¡Y quedamos impotentes ante un sistema con el cual no podemos luchar.!
Entonces clamé al Señor. Había leído un texto sobre las llagas de nuestro Señor. Pedí un milagro al Señor, por la llaga que tenía en su hombro, con fervor, con fuego, con ansias, con fe....y el Señor me respondió.
¡Hoy, mi trabajo nuevamente está seguro:¡Gracias, Señor!
Les presento aquí este texto tan carismático: Oren por sus dificultades, y entreguenselas al Señor:

De alguna manera, el Señor nos habló a través de la prédica del Padre Mathew Naickamparambil: El dolor, el sufrimiento, es un misterio salvífico. Jesús nos redimió a través del dolor. la enfermedad es para nosotros un dolor. Las incomprensiones y desprecios de la familia, de los amigos, son para nosotros un dolor. Ante el dolor, hay dos posibilidades: Sufrir estérilmente, o unir nuestro dolor al dolor redentor de Jesús. En reiteradas ocasiones, he ofrecido mi dolor a Jesús, y he puesto mi sufrimiento en el dolor de Jesús, y el Señor siempre me ha respondido. Aqui les entrego esta oración, esta reflexión.Úsenla , y el Señor responderá con creces:

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San Bernardo le preguntó al Divino Salvador, cuál fue Su dolor en la Pasión más desconocido por los
hombres. Jesús le respondió:

“Tenía una llaga profundísima en el hombro sobre el cual cargué mi pesada cruz; esa llaga era la más dolorosa de todas. Los hombres no la conocen. Honrad pues esta llaga y haré todo lo que por ella pidais…

    ORACIÓN

Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudó los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación. Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz.

Se rezan siete Avemarías y se agrega:

Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado…

Oh dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi salvador…


Dios los bendiga, queridos hermanos y hermanas:

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