Una foto para la posteridad: Los Ministros y Diáconos, junto al Sacerdote de la Parroquia "Santa María,Madre de la Iglesia", de Los Ángeles, Chile.
"Canon 519: El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma del derecho.(Lo dice el Derecho Canónico)"¡Qué frías parecen estas palabras cuando pensamos en el Sacerdote de nuestra Parroquia, verdad?
Es que el Párroco, más allá de sus "fortalezas y debilidades", como se estila en decir ahora, es EL PASTOR. Es quien representa a Cristo, es quien Irradia el Amor de Dios, es quien acompaña, apoya y levanta en las caidas. El Sacerdote, en su terrible humanidad, carga una magnífica grandiosidad: Nos trae a Cristo en la Eucaristía, en cada Sacramento, en cada minuto de su vida ofrendada.
Saludo hoy a los buenos Sacerdotes, también a los tibios y a los que tambalean. Los saludo como hijos de Dios que también necesitan de nosotros, especialmente en la oración.
¡Gracias, porque se han convertido en hostias vivas, en un mundo cada vez mas material y deshumanizado. Gracias, porque a través de ellos, el Señor nos muestra su infinita Misericordia!
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