sábado, 16 de mayo de 2009

Pentecostés Personal:El espiritu Santo en el Catecismo de la Iglesia Católica

¡¡¡¡¡¡¡¡PENTECOSTÉS PERSONAL!!!!!!
Abre tu corazón para gozar del Amor de Dios. Él quiere entrar a tu corazón y llenar los vacíos, iluminar lo que está obscuro, fecundar lo que está árido y seco.....¡Cuánto te ama Dios!


Unidos en comunidad y oración, estamos a la espera de la Fiesta de Pentecostés, en oración, como estaban en aquella primera vez, los Apóstoles, junto a María.

Cuanto más renunciamos a nosotros mismos,, más obramos según el Espíritu Santo. Ahora que estamos en preparación, junto con la Iglesia, a la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, debemos comenzar a morir a nosotros mismos, para que sea el Señor el que Reine, el que actue, el que transmita vida. Nuestro Dios es Amor.Sólo amor,Él Es el Amor. Si queremos recibir el Amor, dejemos las vanidades del mundo, y abramos nuestro corazón para llenarlo del Amor de Dios. Es innecesario vivir una vida vacía de amor, siendo Católico. Abramos nuestro corazón, para recibir a raudales esa Agua Viva.

Les invito a estudiar en oración lo que nos enseña el Catecismo de la Iglesia católica sobre estas hermosas verdades.

V El Espíritu y la Iglesia en los últimos tiempos

Pentecostés

731 El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el Espíritu.

732 En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en El: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la Comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado:

Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque ella nos ha salvado (Liturgia bizantina, Tropario de Vísperas de Pentecostés; empleado también en las liturgias eucarísticas después de la comunión)

El Espíritu Santo, El Don de Dios

733 "Dios es Amor" (1 Jn 4, 8. 16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor "Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5, 5).

734 Puesto que hemos muerto, o al menos, hemos sido heridos por el pecado, el primer efecto del don del Amor es la remisión de nuestros pecados. La Comunión con el Espíritu Santo (2 Co 13, 13) es la que, en la Iglesia, vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado.

735 El nos da entonces las "arras" o las "primicias" de nuestra herencia (cf. Rm 8, 23; 2 Co 1, 21): la Vida misma de la Santísima Trinidad que es amar "como él nos ha amado" (cf. 1 Jn 4, 11-12). Este amor (la caridad de 1 Co 13) es el principio de la vida nueva en Cristo, hecha posible porque hemos "recibido una fuerza, la del Espíritu Santo" (Hch 1, 8).

736 Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha injertado en la Vid verdadera hará que demos "el fruto del Espíritu que es caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza"(Ga 5, 22-23). "El Espíritu es nuestra Vida": cuanto más renunciamos a nosotros mismos (cf. Mt 16, 24-26), más "obramos también según el Espíritu" (Ga 5, 25):

Por la comunión con él, el Espíritu Santo nos hace espirituales, nos restablece en el Paraíso, nos lleva al Reino de los cielos y a la adopción filial, nos da la confianza de llamar a Dios Padre y de participar en la gracia de Cristo, de ser llamado hijo de la luz y de tener parte en la gloria eterna (San Basilio, Spir. 15,36).

..y no olvides que Jesús te ama sin medida

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