viernes, 2 de noviembre de 2007

El Sacramento del Matrimonio. Nuestra novia Jacqueline

(Y no se olviden del retiro de sanación del 17 y 18 de noviembre. Preparemonos para las bodas del Reino de Dios)

Recuerdan a Jacqueline Ruiz???
Tuvimos el privilegio de contar con nuestra hermana en la renovación carismática de Los
Ángeles, donde tuvo su bautismo en el Espíritu, y el encuentro con Jesús Vivo. Participó en el Grupo de Oración de la Parroquia San Juan bautista, y también en el Grupo de Oración de los jóvenes, en la Parroquia San Judas Tadeo. Más tarde, por trabajo, emigró a Santiago, donde el Señor le tenía escogido ya a su galán, hoy flamante esposo. Les deseamos que Sean bendecidos, y que escuchen la voz del Señor, que estará siempre junto a ellos, pues eso significa el Sacramento del Matrimonio: es decirle a Jesús, Señor quiero que vengas a vivir con nosotros esta aventura de amor que emprendemos en tu nombre.



Jacqueline, rodeada de sus seres queridos, familiares y amigos, emocionada ante el Señor.


El Sacerdote, en el Nombre de Jesús, bendiciendo a la nueva familia cristiana



Aquí están los felices, nerviosos y emocionado novios, con el Sacerdote que los casó.

Que el Señor los bendiga y les de el amor necesario para ser ejemplo en la comunidad de que el Sacramento del Matrimonio es una opción válida y fecunda, que llena de gozo a la pareja acompañada para siempre por el Señor.

El Catecismo de la Iglesia Católica: " El matrimonio constituye una "intima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el creador y provista de leyes propias". Esta comunidad " se establece con la alianza del matrimonio, es decir, con un consentimiento personal e irrevocable" ( GS 48,1).
Los dos se dan definitiva y totalmente el uno al otro. Ya no son dos, ahora forman una sola carne. La alianza contraída libremente por los esposos les impone la obligación de mantenerla una e indisoluble. " Lo que Dios unió, no lo separe el hombre" (Mc 10,9) ( 2364)

Esto lo dice el autor del Blog: "Para que estas palabras y promesas sean realidad, hay que permanecer unidos al Señor, perseverando en la oración y en la participación asidua de los Sacramentos. No hay mayor bien que una familia fundada y sustentada en el Señor. Que Dios bendiga a nuestra nuevas familias."

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