miércoles, 9 de abril de 2014

LA ORACIÓN EN LENGUAS EN NUESTRA IGLESIA CATÓLICA


Mientras la asamblea ora en lenguas y alaba al Señor, los Sacerdotes oran por los enfermos, en la RCC de Los Angeles

Oración eclesial en lenguas.
Es en Pentecostés cuando comienza propiamente la exaltación cristiana de la oración en lenguas. Baja sobre los apóstoles un desbordamiento del Espíritu Santo, en forma de lenguas como de fuego, y ellos se ponen a hablar en otras lenguas como el Espíritu les concedía expresarse (Hch 2,3-4). Los apóstoles están hablando un lenguaje distinto del habitual. Este lenguaje oracional es comprendido por unos misteriosamente en sus propias lenguas; otros, en cambio, no entienden nada y creen que los discípulos están borrachos. (Hch 2,11-13). Tanto si se trata de un fenómeno de xenoglosia (hablar en lengua extranjera) como si se trata de una glossolalia (mensaje no inteligible) hasta que el Espíritu de Dios no conceda una interpretación, Pentecostés es el comienzo de la posterior utilización de las lenguas en la oración de la Iglesia.

Se da una estrecha relación entre la recepción gratuita del Espíritu Santo y el orar en lenguas. Cuando Pedro predica a Jesús en la casa de Cornelio en Cesarea del Mar, "los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios" (Hch 10,45-46). En Éfeso, los discípulos que reciben el bautismo en el nombre de Jesús, "habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar" (Hch 19, 6). El mismo Espíritu Santo enseña a orar con los gemidos inefables de lenguas extrañas después de su efusión poderosa en los creyentes. La oración en lenguas existió en la primitiva Iglesia y, de un modo especial, en la iglesia de Corinto.
(Ceferino Santos s.j.)

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