Mientras la asamblea ora en lenguas y alaba al Señor, los Sacerdotes oran por los enfermos, en la RCC de Los Angeles |
Oración
eclesial en lenguas.
Es en
Pentecostés cuando comienza propiamente la exaltación cristiana de la
oración en lenguas. Baja sobre los apóstoles un desbordamiento del Espíritu
Santo, en forma de lenguas como de fuego, y ellos se ponen a hablar en
otras lenguas como el Espíritu les concedía expresarse (Hch 2,3-4). Los
apóstoles están hablando un lenguaje distinto del habitual. Este lenguaje
oracional es comprendido por unos misteriosamente en sus propias lenguas;
otros, en cambio, no entienden nada y creen que los discípulos están borrachos.
(Hch 2,11-13). Tanto si se trata de un fenómeno de xenoglosia (hablar
en lengua extranjera) como si se trata de una glossolalia (mensaje no
inteligible) hasta que el Espíritu de Dios no conceda una interpretación,
Pentecostés es el comienzo de la posterior utilización de las lenguas
en la oración de la Iglesia.
Se da
una estrecha relación entre la recepción gratuita del Espíritu Santo y
el orar en lenguas. Cuando Pedro predica a Jesús en la casa de Cornelio
en Cesarea del Mar, "los fieles circuncisos que habían venido con Pedro
quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado
también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y glorificar
a Dios" (Hch 10,45-46). En Éfeso, los discípulos que reciben el bautismo
en el nombre de Jesús, "habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre
ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar"
(Hch 19, 6). El mismo Espíritu Santo enseña a orar con los gemidos inefables
de lenguas extrañas después de su efusión poderosa en los creyentes. La
oración en lenguas existió en la primitiva Iglesia y, de un modo especial,
en la iglesia de Corinto.
(Ceferino Santos s.j.)
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