lunes, 7 de abril de 2014

CRÓNICA DE LA HERMOSA MISA DE ABRIL DE LA RCC DE LOS ANGELES

UNA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA Y POSTERIOR ORACIÓN DE SANACIÓN LLENA DE ESPERANZA, DE FE Y DE AMOR. ESO FUE LO QUE SE VIVIÓ ESTE DOMINGO 06 DE ABRIL EN LOS ÁNGELES.
 En un siglo lleno de tensión, de estrés, de enfermedades psicosomáticas, y de tantas enfermedades físicas y psicológicas, el Señor sigue pasando por su pueblo enfermo, tocando, sanando, liberando. Hoy , más que nunca, necesitamos la presencia activa del Espíritu Santo, en una sociedad descreida, que cae en las manos del demonio a través del Tarot, brujos, verse la suerte, y otras puertas a través de las cuales entra de una u otra forma el demonio. Jesús sigue sanando. El tiempo de los milagros no se ha terminado. ¡Gracias por estos Sacerdotes que se atreven a poner en práctica la Palabra del Señor: Una vez resucitado, Jesús renueva este envío: "En mi nombre impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc.16, 17-18). En los Hechos de los Apóstoles leemos cómo los discípulos cumplieron la orden de Cristo y curaron a muchos invocando su nombre.
 
Testimonio de la hermana Marlene Vallejos: "Fue una misa liberadora,con mucha unción, llena de sanación. Todos nos fuimos aliviados y descansados, en los Brazos de Nuestro Señor, Jesús.¡Fue Maravilloso" 


En la foto, los Sacerdotes  Padre Gustavo, de Nacimiento; Padre Claudio de Santa Juana, y el Padre Nelson de Yungay. Vivimos una Misa profundamente piadosa, en la cual se veia en los ojos de los hermanos y hermanas la esperanza y la fe en un Dios Vivo, presente y actual, capaz de transformar vidas y hacer que incluso el dolor y la enfermedad sean fecundas en conversión. Jesús pasó tocando a cada uno, haciendo ver que no es un recuerdo histórico, sino que es un Dios vigente, lleno de Poder y de Misericordia. ¡Qué hermoso es testimoniar estas vivencias!

Multitudinaria participación de fieles participando de la Comunión. Dos de muchos méritos de la RCC: los fieles viven con fervor los Sacramentos de la Reconciliación y la Santa Misa.

 
En un momento muy emocionante se transformó la petición  del Padre Claudio: "Que las madres traigan a su niños para ser bendecidos". Fue como vivir la Presentación del Niño Jesús en el Templo, cada madre convertida en María, llenas de fe, con sus hijitos de la mano, o en los brazos.

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