jueves, 24 de octubre de 2013

¿Cómo servir en un Ministerio de Música en el Grupo de Oración?



 

El canto introducido debe ser el reflejo de la Palabra de Dios y de la alabanza; a la que hace más intensa, profunda y hermosa. Por eso, se deben desterrar los cantos sentimentales, los que no son portadores de un mensaje o, teniéndolo, no están de acuerdo con la calidad u orientación que el Espíritu va imprimiendo a la oración.


El canto debe expresar lo que la reunión de oración está viviendo en su corazón. Si algo ha de tenerse en cuenta es que exista una gran armonía entre la voz, el corazón y el espíritu.


 El canto debe prolongar, expresar, profundizar la oración y no provocarla artificialmente. Esto exige de parte de todo el grupo, sobre todo de los servidores y, más concretamente, del que dirige la oración, estar atento a:
– No imponer el canto fuera de tiempo, como algo con lo que pretende dar variedad o animar la oración mortecina y a La deriva. Esto, no favorecerá nunca la Oración.
– Estar a la escucha del Señor para discernir qué canto se debe introducir y cuándo.
Si esto se realiza en atención, pacificante, el Espíritu suele utilizarlo para obrar maravillas en su actuar.


 En este aspecto, como en los demás, el Grupo de Oración necesita una lenta, paciente y constante educación por parte de los servidores, quienes, a su vez, deben ser los primeros educados.


 Cuando el canto ha sido intenso y ungido en el Espíritu, se pasa, sin esfuerzo, suscitada por El, a la alabanza en lenguas y de ésta, al canto en lenguas. Cuando se da es conveniente acompañar a la asamblea haciendo sonar en el instrumento musical, un solo registro. El cambio a otros, se hace progresivamente en los que cantan, de modo que siempre se dé un canto armonioso, uno de los signos de
ser un “canto en el Espíritu”.
(Fuente: RCC de Cuba)

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