“No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina” (Hechos 3, 1-10 ) Renovación Carismatica desde la Diócesis de Santa María de los Angeles, Chile.( Página personal de Carlos Moreno Pezo)
domingo, 12 de mayo de 2013
LA ORACIÓN DE INTERCESIÓN ES PODEROSA , SI LA HACEMOS CON EL ESPÍRITU SANTO
A muchos nos sobrecogió la imagen del peregrino que oraba en la Plaza de San Pedro, clamando al Señor por el nuevo Papa.
¿Qué nos llamaba la atención?
Nos llamaba la atención el potente testimonio de un hombre de fe, de rodillas, horas y horas clamando al Señor para que el Santo Padre fuera el que la Iglesia necesitaba. Nos llamaba la atención su indumentaria, tan humilde, sus pies heridos por largas caminatas, su estatura de hombre de fe, ensimismado en Dios en medio de la muchedumbre y el frío reinante.
No sabemos si será un letrado, un gran teólogo, o una eminencia en temas de eclesiología. Si, sabemos, que nos enseñó sobre la oración más que muchos entendidos en largas horas de reflexiónes teóricas.
La enseñanza de este peregrino fue una viva imagen de cómo se ora ante el Señor, y de cómo debe ser un cristiano orante.
Les adjuntamos un interesante tema sobre la oración de intercesión.
III. La oración de intercesión
2634 La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores en particular (cf Rm 8, 34; 1 Jn 2, 1; 1 Tm 2. 5-8). Es capaz de “salvar perfectamente a los que por Él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor” (Hb 7, 25). El propio Espíritu Santo “intercede por nosotros [...] y su intercesión a favor de los santos es según Dios” (Rm 8, 26-27).
2635 Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca “no su propio interés sino [...] el de los demás” (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal (cf. San Esteban rogando por sus verdugos, como Jesús: cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34).
2636 Las primeras comunidades cristianas vivieron intensamente esta forma de participación (cf Hch 12, 5; 20, 36; 21, 5; 2 Co 9, 14). El apóstol Pablo les hace participar así en su ministerio del Evangelio (cf Ef 6, 18-20; Col 4, 3-4; 1 Ts 5, 25); él intercede también por las comunidades (cf 2 Ts 1, 11; Col 1, 3; Flp 1, 3-4). La intercesión de los cristianos no conoce fronteras: “por todos los hombres, por [...] todos los constituidos en autoridad” (1 Tm 2, 1), por los perseguidores (cf Rm 12, 14), por la salvación de los que rechazan el Evangelio (cf Rm 10, 1).
(Catecismo de la Iglesia Católica)
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