lunes, 25 de febrero de 2013

GRACIAS, SANTO PADRE.......GRACIAS POR TODO!!!!




¡Qué hermosa época donde nuestro cuerpo reduce sus fuerzas, pero el espíritu se prepara para volar alto, tiempo de contemplación, donde nuestra alma se prepara con mayor fuerza para lograr mayor pureza, porque los puros de corazón verán a Dios, época de gran merito por la ofrenda a Dios del propio sufrimiento para el beneficio de las almas¡.



¡GRACIAS, SANTO PADRE¡

Por sus palabras, siempre  certeras, profundas y realistas.

Porque en su ancianidad ha sabido regir durante este tiempo

a la nave de la Iglesia, en medio de vendavales y tormentas.

¡GRACIAS, SANTO PADRE¡

Por su percepción de la realidad y por su gran corazón para asumir dagas, injuriosas y envenenadas de este hipócrita occidente.

Por no haberse doblegado, y desde la sencillez y humildad, haber         propuesto con convencimiento la verdad de Jesucristo y su reinado dentro de nuestra Iglesia.

¡GRACIAS, SANTO PADRE¡

Por su inteligencia lúcida, despierta y abierta.

Por su cercanía, afabilidad y nobleza.

Por haber intentado que la Iglesia fuera más santa, transparente,

evangélica y llena de Dios.

¡GRACIAS, SANTO PADRE¡

Por su magisterio que se ha dado generosamente y,

sin rendirse a la evidencia tortuosa y caprichosa de este mundo.

Por su gusto y por su delicadeza en la liturgia, por su entrega

 y por tantas muestras de que el Señor habita dentro de Ud.

Por su devoción en la Eucaristía, por querer más unir que romper,

por pretender que la Iglesia sea más consciente

y conocedora de Aquel que predica y lleva en vasija de barro.

¡GRACIAS, SANTO PADRE¡

Por su mano que ha impartido bendiciones a millares

Por su cayado que nos ha invitado a seguir a Cristo y sin condiciones.

Por su lento caminar, con el cual nos sugería,

que la fe se propone y nunca se impone.

Por su mirada risueña y perdida en el horizonte divino,

que nos animaba a mirar hacia lo más profundo del mar o a lo más alto del cielo.

¡GRACIAS, SANTO PADRE¡

Por este gesto que le honra … de decirnos que sus fuerzas

son menores que la capacidad para llevar el timón de la barca de Pedro.  No lo deseábamos, pero lo comprendemos.

Ahora, a nosotros nos toca rezar.

Que Dios le recompense su inmensa labor, y que nos perdone

a nosotros si en algún momento fuimos con Ud. más lobos que corderos.
¡      GRACIAS POR TODO, SANTO PADRE¡

Maritza Castro P.

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