domingo, 4 de diciembre de 2011

EL SEÑOR SANA NUESTRAS REBELIONES

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Compartir con los hermanos es una muestra del Amor de Dios y de Su Misericordia que nos abren a los demás hermanos. Sabiendonos débiles criaturas, el Señor hace maravillas en nosotros, y los hermanos y hermanas ven en nuestro ser el reflejo del Amor de Dios Dios. ¡Qué hermoso es compartir en comunidad, y qué alegría más grande acoger a todos en su débil humanidad y en su grandeza de hijos de Dios!


Para Alabar al Señor, necesitamos tener un corazón de niños, abrir los labios, y dejar que el Espíritu Santo nos convierta en mensajeros del Amor de Dios, a través de la música y la letra de cantos inspirados por Dios.
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EL AMOR MISERICORDIOSO DEL SEÑOR


Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia;
porque mi ira se apartó de ellos.
(Oseas 14:4)

Queridos hermanos y hermanas:

Muchas veces nos desalentamos cuando miramos nuestros errores. ¡Tantas veces nos equivocamos cada día! Ya San Pablo lamentaba en sus cartas que “hacia a veces el mal que no quería, y no el bien que anhelaba”. Lo que ocurre es que llevamos un tesoro en vasijas de barro. El Tesoro es el Señor, el Espíritu Santo, al Amor de Dios, y el barro somos nosotros, nuestro ser humano.

¿Vamos a desalentarnos por eso?

Por supuesto que no. Seguiremos adelante, perdonándonos a nosotros mismos, y a nuestros hermanos y hermanas. El Señor irá moldeando nuestro barro cada día, nos perdonará, y nos sanará.

¡Tengamos Fe en El Señor. Sigamos adelante, compartiendo Su Amor!



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