Encuentro de formación de servidores de la RCC de Los Ángeles
Muchas veces escuchamos de los hermanos: "Necesitamos formación". Esta es una sabia inspiración, que muchas veces se materializa a través de los retiros, con la lectura de la muy buena Revista Pentecostés, y con los artículos que los sitios Web dedicados al Señor nos entregan.
Tenemos aquí un texto que nos enseñará a discernir nuestras características humanas como servidores
¡Les dejo el desafió de que alguien llegue a leer este texto completo! ¿Será Posible? Yo creo que si....Bendiciones y ánimo.
EL SERVIDOR
              CARACTERÍSTICAS HUMANAS DEL          SERVIDOR DE CRISTO.
              P. JOHN MARIO MONTOYA, Eudista.
              El Servidor de los Grupos de Oración          debe tratar de cumplir con las características que lo cualifican          para prestar un servicio más eficaz a sus hermanos.
       Estas características las dividiremos          en dos: Las humanas y las Evangélicas. No quiere          decir esto que lo humano y lo cristiano sean dos elementos separados del          ser integral, se trata mas bien de una ayuda pedagógica para lograr          profundizar en una realidad.
       La madurez cristiana es la plenitud del          ser humano y sólo se es plenamente madurado cuando se es plenamente          cristiano.
       Sin embargo para hacer fácil nuestro          estudio, profundicemos en primer lugar en las características          humanas de un servidor maduro:
              I. El servidor maduro vive de convicciones.
       Vivir de convicciones quiere decir empeñarse          en la realización de una obra o de un proyecto sin desanimarse          por las dificultades o adversidades que surjan en el camino; esto implica          no vivir sólo de impresiones pasajeras que lleven altibajos y desánimos.
       Se trata de ser uno mismo a pesar          de las presiones sociales y de las críticas de los demás.          Hay que tener en cuenta no confundir convicción con terquedad.
       Quien tiene convicción acepta los          cuestionamientos y es capaz de cambiar si se da cuenta que está          equivocado. En una palabra: se trata de ser coherente. Actuar de acuerdo          con lo que se piensa, predicar y aplicar.
              2. El Servidor maduro es realista consigo mismo.
       Muchas personas se desesperan y angustian          porque asumen compromisos que nunca podrán cumplir, esto se debe          a que no saben hasta dónde llegan sus capacidades y posibilidades          reales. Un servidor realista consigo mismo conoce bien sus límites          y sus posibilidades, sabe qué puede hacer y qué no puede          hacer.
       Quizás el servidor eficaz no es          el que trata hacer muchas cosas, sino el que hace bien lo que toca hacer.          Para eso se necesita un continuo proceso de autoconocimiento que lleve          al servidor a saber quién es, qué hacer y hacia donde se          dirige.
       El Señor Jesús ayudará          al servidor en este proceso, pues Él continuamente está          ejerciendo una labor sanadora en el corazón.
       Ahora bien, solamente quien se autoconoce          y es realista consigo mismo puede decir "si" o "no" como recomienda el          mismo apóstol San Pablo (2 Cor. 1,17s). Así el servidor          podrá comprometerse de una manera verdadera con aquello que sabe          es capaz de realizar.
              3. Capacidad de trabajar en equipo.          
       El servidor de un grupo de oración          es capaz de trabajar con otros hermanos, cuidando de no caer en la tentación          de manipular a los demás o de dejarse influenciar por no tener          criterios propios.
       Es por esto por lo que en la Renovación          Carismática Católica usamos poco la palabra "líder",          que puede dar la impresión de ser una persona de quien los demás          dependen y siguen, pero quien no aprende de los otros.
       El servidor trabaja en equipo porque sabe          que el Señor ha sembrado su riqueza en cada uno de los hermanos          y es preciso descubrirla para descubrir las bendiciones de Dios.
       El servidor que trabaja en equipo abandona          la imagen de un servir "Todero": que "todo" lo hace: Toca la guitarra,          dirige la oración, predica, organiza el sitio de reunión,          habla en lenguas y las interpreta, profetiza, etc., etc. Si se cuenta          con un equipo se debe aprender a delegar funciones y a confiar que Dios          actúa en cada persona para bien de toda la comunidad.
       Al trabajar en equipo se puede discernir          con mayor facilidad cual es la voluntad del Señor para un momento          determinado del grupo y así puede haber menos equivocaciones.
       Un servidor maduro y que aprende a trabajar          en equipo puede convivir y fraternizar con otros, aunque estos tengan          diferente pensamiento; más aún, es capaz de vivir en situaciones          de tensión y conflicto sin perder la serenidad.
       Igualmente acepta con madurez que los          grupos humanos, y la Iglesia es uno de ellos, necesitan de ciertas normas          para su normal desenvolvimiento; por lo tanto no ve en las normas ni un          fin en sí mismo, ni una camisa de fuerza, ni un obstáculo,          sino un medio para lograr un normal desenvolvimiento del grupo, entendiendo,          claro está, que el ser humano siempre está por encima de          cualquier norma.
              4. El servidor maduro entiende que          todo el proceso de maduración se realiza a través          de períodos difíciles llamados crisis.
       Estos períodos consisten en etapas          de la vida que se deben ir madurando; en cada etapa se realiza una revisión          y una síntesis de los valores que animan dicha etapa para purificarlos          dejando así todo aquello que no sea coherente con el proyecto personal          de vida. La crisis no es pues otra cosa que la transición de una          etapa a otra.
       No hay que perder nunca de vista que este          proceso debe realizarse con alegría y entusiasmo, aún          en medio del dolor.
       Quiere decir esto que es necesario conservar          siempre el sentido del humor, no como la capacidad de hacer reír          a otros, sino ante todo como la capacidad de ver el lado positivo de todas          las cosas, aún de aquellas que parecen negativas y destructivas,          ¿acaso Dios no dispone todas las cosas para el bien de quienes le aman?
              5. Un hombre que ama a Dios, un          hombre que se apasiona por Dios, un servidor es un amante de Jesucristo,          es un amante de Dios.
       No vale la pena tener servidores impasibles,          que no son capaces de emocionarse por Dios. Un servidor es un hombre que          ama a Dios, así desde el Antiguo Testamento; es un hombre que se          entrega a Dios, que no guarda para sí nada; que comprende que Dios          es su tesoro que le debe llenar totalmente el corazón; que Dios          es la brújula de su vida, que Dios es el imán que le puede          atraer plenamente y le puede conducir, porque es como el pastor que tiene          un cayado para guiarlo y que no lo traiciona y que está dispuesto          a dar la vida para defenderlo.
              6. Un servidor es el que se siente          colaborador con Dios, que trabaja hombro a hombro con Él,          que comprende que Dios tiene necesidad de nosotros y nosotros tenemos          necesidad de Dios.
       Puesto que esos verbos, esas acciones          se realizaban en Moisés; Abraham, David y, sobretodo el pueblo          de Israel pensaba, suspiraba que se realizasen plenamente en un hombre          que habría de venir un día al que ellos esperaban como se          esperaba a un Mesías, a un hombre que ellos, en el lenguaje poético          y profético de la escritura, llamaban el Siervo de Dios, el servidor          por excelencia, y ése fue Jesucristo, el Señor.
       De manera que si un siervo, un servidor,          estamos buscando nosotros para que nos indique cómo se puede pasar          de la servidumbre al servicio, ese ser, ese servidor lo tenemos plenamente          en el Señor Jesús, él que tomó forma de siervo,          él que se anonadó por nosotros; ése es el servidor,          en el cual nosotros toda la vida deberíamos estar pensando; a él          deberíamos estar invocando, a El deberíamos decir que El          tiene que ser el modelo de lo que podríamos ser nosotros, si realmente          queremos llevar el título de servidores de una Iglesia que se está          renovando. Lo que Jesús, Siervo de Dios hizo por nosotros, eso,          él quiere que nosotros lo vivamos, que nosotros lo asumamos, que          nos parezcamos a El. .
              (Nuevo Pentecostés)