miércoles, 23 de junio de 2010

¿QUIEN ES EL ESPIRITU SANTO?

Retiro "Encuentro con Jesús", en Los Angeles (Foto de Archivo)

¿Quién es el Espíritu Santo?

Alan Schreck

Aprendiendo a tener una relación personal con el Espíritu de Dios.

Para muchos cristianos el Espíritu Santo es la "persona invisible" de la Trinidad. Sin embargo, muchos no están conscientes del alcance de la presencia y actividad del Espíritu Santo en nuestra vida diaria.

El Nuevo Testamento enseña que el Espíritu Santo, lejos de ser la "persona invisible" de la Trinidad, debería ser la persona más real de Dios en nuestra experiencia cristiana diaria.

El Espíritu Santo es una Persona. Una de las razones por la cual el Espíritu Santo es invisible para muchos cristianos, simplemente, es porque es difícil relacionarse con el Espíritu como una persona. Es más fácil relacionarse con Dios como Padre y Dios Hijo como personas, porque tenemos modelos humanos de padres e hijos, además el Hijo ha venido como humano, Jesucristo.

Es difícil relacionarse con el Espíritu Santo como persona porque las imágenes bíblicas del Espíritu no dan imágenes humanas. Aún el. nombre Espíritu (ruah en hebreo y pneuma en griego) literalmente significa "viento o aliento, respiración". Es difícil imaginarse teniendo una relación personal con el viento.

La palabra inglesa para Espíritu evoca la imagen de un fantasma en vez de una persona. El Espíritu Santo también es retratado en la Biblia como agua viva" (Juan 7,38-39), una paloma (Mateo 3,16; Marcos 1,1); Lucas 3,22; Juan 1,32) y como "lenguas de fuego" (Hechos 2, 34).

Por supuesto, esas imágenes inspiradas nos dicen algunas cosas importantes sobre el Espíritu Santo. La respiración es un signo de vida y el Espíritu Santo es el aliento de Dios que da vida, como el agua viva denota al Espíritu como el Dios de vida refrescante. Con el viento evocamos la libertad de la acción del Espíritu Santo (Juan 3,8).

La paloma atrae la atención al Espíritu Santo como la fuente de paz y de pureza. Y las lenguas de fuego son una imagen del poder del Espíritu Santo para fortalecer y purificar.

Pero el Espíritu Santo no es una fuerza impersonal.

El Espíritu Santo es una persona tanto como el Padre y el Hijo lo son. El Espíritu tiene una personalidad y misión única. En la última cena Jesús habla del Espíritu Santo como " paráclito"; " abogado"; "consejero ", "que les enseñará todo lo que les he dicho" (Juan 14,26).

Al Espíritu Santo no se le puede mentir (Hechos 5,3), ponerlo a prueba (Hechos 5,9). Algunos dicen que el libro de los Hechos debería ser llamado como "Los hechos del Espíritu Santo", porque a través de todo él, el Espíritu está hablando (Hechos 10,19; 13,21,11; 28,25), Consolando (9,31). Enviando (13,4) Decidiendo (15,28), Advirtiendo (20,23), Impulsando (21,4), Arrebatando a Felipe de un lugar a otro (8,39).

El Espíritu Santo advierte a Pablo y Timoteo de predicar el mensaje en provincia de Asia y cuando trataron de seguir a Bitinia el Espíritu de Jesús se los permitió (Hechos 16, 6-8).

Está claro que el nuevo Testamento presenta al Espíritu Santo como una persona que está en relación activa y personal con los discípulos de Jesús.

Abogado Defensor

El trabajo primordial del Espíritu Santo es revelar a Jesús como Señor y capacitarnos para proclamar esta verdad clara y valientemente, cono Pablo escribió a la Iglesia de Corinto "Es por eso que les digo que nadie que hable en el Espíritu de Dios dirá jamás, "Maldito sea Jesús. Y nadie puede decir, Jesús es Señor, excepto por el Espíritu Santo (1 Corintios 12,)3 Nadie puede reconocer y profetizar que Jesús es Señor a menos que el Espíritu Santo se lo revele.

En el Evangelio de Juan, Jesús llama al Espíritu Santo el "paráclito", que era un término legal griego que significa abogado defensor, vocero o intercesor.

El Espíritu Santo es el abogado defensor del Cristiano defendiendo la verdad del Señorío de Jesucristo.

En Lucas, Jesús les dice a sus discípulos: "Cuando los lleven a las sinagogas, gobernantes y autoridades, no se preocupen en defenderse o en qué decir. El Espíritu Santo les enseña en ese momento todo lo que deba decirse (Lucas 12,11-12).

Los Hechos ilustran esta verdad muchas veces. Pedro, Pablo y otros valientemente defendieron su fe Jesucristo ante cortes judías, pensadores griegos, gobernantes romanos y reyes, por la obra del Espíritu Santo.

Maestro e Intercesor

Jesús les dijo a sus apóstoles que el Espíritu de verdad los guiaría a toda verdad (Juan 16,13) "Los instruiría en todo y les recordaría de todo lo que les había dicho" (Juan 16,26) Jesús era su "rabí" y maestro, pero al prepararse para ir al Padre prometió mandar a sus seguidores un nuevo maestro, el Espíritu Santo.

Además de enseñarnos las verdades sobre Jesús y el Padre, el Espíritu Santo también nos enseña a orar y aún más, ora en nosotros cuando no sabemos hacerlo. "EI Espíritu también nos ayuda en nuestra debilidad porque no sabemos orar como deberíamos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden ser expresados en palabras. Y aquel que escruta el corazón conoce cuál es la mente del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los santos de acuerdo con la voluntad de Dios (Romanos 8,26-27).

En oración, el Espíritu Santo nos muestra nuestra identidad de hijos de Dios y confirma en nuestros corazones que Dios es verdaderamente nuestro Padre. Pablo da testimonio que "todos los que son guiados por el Espíritu de esclavitud para caer en el temor, sino han recibido el Espíritu de hijos". "Cuando gritamos ¡Abba Padre! es el Espíritu mismo que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios". (Romanos 8,14-16; Gálatas 4,6).

Por lo tanto, el Espíritu Santo está trabajando activamente en la vida de los cristianos, para guiarnos, enseñarnos e interceder por nosotros.

Venciendo al pecado en nuestra vida.

El Espíritu Santo es también la persona de Dios en nosotros que nos capacita para vencer al pecado en nuestra vida.

Antes de creer en Cristo y recibir el Espíritu Santo, el ser humano es esclavo de sus pasiones y del pecado que lleva a la muerte (Romanos 7,1415 y 20-24).

Pablo enseña claramente que gracias a Jesucristo y al Espíritu Santo la batalla contra el pecado ya no es una experiencia frustrante. Pablo proclama que "la ley del Espíritu, el Espíritu de vida en Cristo Jesús, nos ha liberado de la ley del pecado y la muerte" (Romanos 8,2).

Pablo insiste escribiendo a los Corintios "donde está el Espíritu del Señor hay libertad". Y nosotros que llevamos la cara descubierta y reflejamos la gloria del Señor, nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; tal es el influjo del Espíritu del Señor (2 Corintios 3,17-18). Por esto Pablo es capaz de proclamar que si alguien está en Cristo es una nueva creación. El orden antiguo ha quedado atrás; ahora todo es nuevo (2 Corintios 5,17). Dios nos ha hecho templos donde mora el Espíritu (1 Corintios 3,16). El Espíritu Santo está obrando en los cristianos para vencer el pecado y para transformarnos en la imagen de Dios.

Pablo reconoce que aún existe un conflicto dentro de nosotros, un agudo contraste entre la obra de la carne y la del Espíritu (Romanos 8; Gálatas 5). El término carne se refiere a nuestra naturaleza humana no redimida.

(De la Página de la RCC de Cuba...¡Dios los Bendiga !))

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