domingo, 21 de marzo de 2010

EL TERREMOTO PERSONAL:CHILE, UN PARAISO PERDIDO

El terremoto nos ha dejado solos frente a Dios, frente a nosotros , y frente a los demás.
Testimonios:
"A mi casa no le pasó gran cosa con el terremoto...¡pero cayó una gran cantidad de polvo del cielo raso, que me dejó el piso inmundo!...¡Cuánta tierra tenía la casa y no se veía, y el terremoto la limpió!"

"Mi casa se derrumbó completamente. Se soltaron las paredes y comenzaron a doblarse como papel....alcancé a arrancar ala calle, sólo con lo puesto".

"Fueron años de esfuerzo para tener la casa propia, y ahora tengo que demolerla...¿Y donde está la constructora?"



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PARA MEDITAR:
Los testimonios muestran distintas facetas de una gran catástrofe natural que afectó a todos en forma transversal, sin distinciones de ninguna especie. Sólo que a algunos les afectó de manera más visible, y con menos posibilidades económicas de recuperación.

¿Qué nos mostró el terremoto?
Con dolor, hemos constatado que los tigres de América, los Jaguares, los que estamos a punto de ingresar al "club de los países ricos", no somos tan equitativos ni tan desarrollados como creemos, o como nos quieren hacer creer.


Una señorita, estudiante de Arquitectura, no podía creer lo que veía con sus ojos cuando hacia catastros de las casas destruidas en una pequeña caleta de Concepción.Con llanto, nos señalaba"¿Cómo puede haber tanta miseria tan cerca de nosotros? He visto casitas construidas con puros desechos, en laderas de cerros, en lugares inverosímiles,pobres, pobres"



Hay pobreza, mucha pobreza. Hay hermanos y hermanas a las que aun no llega la modernidad. Y hay otros hermanos y hermanas que sobreabundan en la riqueza. Dos mundos distintos...dos países distintos, dos realidades distintas en un mismo país: Chile.



¿Qué podemos aprender?



Que nuestra seguridad no puede estar basada en las cosas que tenemos. Un simple movimiento telúrico violento, desmoronó muchas seguridades basadas en el tener.



Que nuestro país no puede seguir sosteniendose a partir de desigualdades tan grandes en la repartición de la riqueza.



Que los empresarios deben ser responsables socialmente al construir. La misma empresa construye la misma casa, pero con más cemento y fierro para la clase alta. A los pobres...más arenita y fierritos delgaditos.....¡Eso no no puede ser!



¿Qué nos dice el Señor?
El Señor nos llama a acercarnos a Él. Nos pide que no nos forjemos seguridades basadas en cosas materiales. El terremoto demostró que todo lo humano es perecedero.






Conclusión:
Como a la señora que el terremoto le sacudió el polvo de la casa, así a nosotros debe sacudirnos el polvo de la indiferencia, de la injusticia social, y de la indiferencia espiritual.



¡Hagamos de nuestro país un lugar más justo, y que nuestra vida personal y espiritual sea un paraíso en el que habita Dios!









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