Efectos de la efusión del espíritu
Solamente apuntaremos los principales:
1º. Un encuentro personal
con Jesús. La persona se siente invadida por su amor y su señorío, en un
nuevo nivel de relación con El. De ahí que en los grupos se oiga con
frecuencia las expresión bíblica: "Jesús es el Señor".
2º.
Una conciencia más viva del sentido trinitario de la vida del creyente.
3º.
Dios habla a la persona, la cual recibe una sensibilidad especial para conocer
la "voz del Buen Pastor" y sentir las mociones del Espíritu.
4º.
Un don de oración personal que brota del centro de nuestro ser con predominio
de la alabanza.
5º.
Un amor por la sagrada escritura como palabra de Dios, la cual recobra
actualidad, llega hasta el fondo y alimenta el corazón y la mente.
6º.
Una nueva fuerza para proclamar la salvación en Jesucristo, sin complejos, con
convicción y sencillez.
7º.
Una liberación del pecado. Desaparecen Hábitos inveterados, dependencias y
miedos.
8º.
Dones y carismas, como los que nombra Pablo en 1Corintios 12,8-10.
9º.
El deseo del Reino, con una nueva manera de mirar las postrimerias del hombre.
Se encuentra gozo en decir "Maranatha", "ven, Señor Jesús",
(1Co 16,22;Ap22,20).
No
todos reciben con la misma fuerza estos efectos, por los que, no tratándose de
un sacramento, se puede volver a pedir oración, con la certeza de que el espíritu
de la promesa desea darnos más de lo que nosotros deseamos recibir.
Los grupos de oración de la Renovación Carismática.
El Espíritu empuja hacia la
comunión con los hermanos y constituye su vínculo interior. La oración
comunitaria es el lugar privilegiado de la comunión. En el grupo de oración se
consolidan y desarrollan los efectos de la efusión del espíritu.
Los
Grupos de la Renovación Carismática suelen reunirse una vez por semana en una
oración de unas dos horas, abierta a todo el mundo, aún a los curiosos. Los
grupos que han crecido con normalidad están formados por gente de todas las
edades y de todos los niveles culturales y sociales. Toda Persona es libre de
formar parte y de salirse de ellos. No hay estatutos ni compromisos. la alta
fidelidad a la reunión semanal de la gente integrada al grupo proviene
solamente de una necesidad espiritual.
Es
notable el interés de la gente, que se desplaza o traslada a otra localidad,
por buscar allí un grupo de la Renovación Carismática. Y que en estos grupos
se encuentra alegría y cordialidad, ayuda mutua, acompañamiento y crecimiento
espiritual. La oración comunitaria carismática es un encuentro del grupo con
el Señor resucitado. Su presencia, vivida en un don de fe, suscita una
ferviente alabanza, gozosa, libertadora y fuente de toda bendición. La alabanza
toma la parte más considerable de la reunión y se desarrolla en la escucha de
la palabra y en una actitud interna de adoración, a la que suelen seguir súplicas
en favor de los hermanos, de la Iglesia y del mundo. Con frecuencia se destina
un tiempo a los testimonios y
a la enseñanza.
Un
fruto importante de esta oración es el deseo de dar testimonio del señor en
casa, en el trabajo, donde sea. Evangelizar se convierte en una necesidad.
Por
eso la gente renovada de veras tiene que ponerse a disposición de la Iglesia
local, parroquia, y si conviene del obispado; para todo lo que sea necesario según
el discernimiento de los pastores.
Eso
si, el apostolado tiene que ser el fruto de la oración personal y comunitaria,
tiene que surgir de la acción del Espíritu, según la expresión del cardenal
Suenens, protector de la Renovación Carismática:" Hay muchas maneras de
evangelizar, pero no hay más que una evangelización que sea buena: la que sale
del Cenáculo".
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