Foto de archivo de Misa de Sanación realizada el año 2013. En ella oramos en lenguas. |
San
Pablo y la oración en lenguas.
San
Pablo distingue con claridad entre el orar con la mente y orar con el
espíritu. "Oraré con el espíritu, pero oraré también con la mente. Cantaré
salmos con el espíritu, pero también los cantaré con la mente" (1 Co 14,15).
Orar o cantar con el espíritu es lo mismo que orar o cantar en lenguas,
pues en ambos casos la oración es ininteligible y nadie le entiende, "pues
dice en espíritu cosas misteriosas" (1 Co 14,2).
Cuando
uno ora en lenguas en la asamblea, conviene que alguien "interprete, para
que la asamblea reciba edificación" (1 Co 14,5). "El que habla en lengua,
pida el don de interpretar" (1 Co 14,13). La interpretación no es una
traducción de la oración individual en lenguas, sino una aclaración del
mensaje, inspirada por el Espíritu Santo. La interpretación puede venir
del mismo que hace la oración en lenguas (1 Co 14, 5c), o, más frecuentemente,
de otro que recibe de Dios la sustancia del mensaje proclamado. "Si se
habla en lengua, que hablen dos o a lo más tres; y que haya un intérprete.
Si no hay quien interprete, guárdese silencio en la asamblea; hable cada
cual consigo mismo y con Dios." (1 Co 14,27-28).
Aquí
San Pablo recomienda la oración en lenguas en privado. Se trata de un
uso oracional muy común. Otras veces, se ora individualmente en una asamblea
de oración. Entonces San Pablo pide el don de la interpretación para que
la asamblea entienda y saque provecho espiritual. Puede ser que la oración
en lenguas se haga en canto y comunitariamente: "Llenaos más bien del
Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados
(odaîs pneumatikaîs); cantad y salmodiad al Señor desde vuestros corazones"
(Ef 5,18-19). Esos cánticos y salmodias inspirados por el Espíritu (pneumatikaîs)
evocan claramente la oración comunitaria en lenguas. "Cantaré salmos con
el espíritu (en lenguas), pero también los cantaré con la mente" (1 Co
14,15).
Para
San Pablo, la oración en lenguas discernida y ordenada es buena y recomendable:
"No impidáis que se hable en lenguas; pero hágase todo con decoro y orden"
(1 Co 14,39-40). La conveniencia, el decoro y el orden mostrarán cuando
es conveniente o no la oración de lenguas en público. En privado San Pablo
no se opone a este tipo de oración: "Deseo que habléis todos en lenguas"
(1 Co 14,5a). Y así ha sucedido, insiste Ibáñez, a lo largo de la historia
de la Iglesia.
(Ceferino Santos S.j)
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