domingo, 24 de septiembre de 2017

Eres un servidor y estás con pocas fuerzas? no has sido el único

El Servidor Frente al Desaliento

A) El desaliento -normal en la vida de los Servidores-
B) Ejemplos de desánimo encontrados en la Biblia.
 


“Este es nuestro ministerio. Lo tenemos por pura misericordia de Dios y, por eso, no nos desanimamos”. (2ª Cor. 4,1)

A) EL DESALIENTO -NORMAL EN LA VIDA DE LOS SERVIDORES-
Una tarde en Londres, dos hombres estaban pensando faltar a su Grupo de Oración, de los que ellos eran Servidores. Aquella tarde era fría y estaba lloviendo. “No creo que merezca la pena ir esta tarde al Grupo. ¿Quién va a venir con este tiempo tan malo?”
“Tienes razón”, respondió el otro, “pero siento que no debo faltar a mi responsabilidad. La reunión se dijo que se iba a tener y uno nunca sabe quién vendrá”.
Y mientras la lluvia caía torrencialmente, y la tormenta dejaba oír los truenos sin parar, comenzaron la Oración en el Grupo. Aquella tarde, únicamente apareció un persona. Fue un hombre que pasaba por la calle, vio la luz de la Capilla donde se reunían y entró. para refugiarse un rato de la lluvia.
Ahora la audiencia se había aumentado. Conforme el recién llegado, empapado se sentaba, el que estaba hablando, hacía hincapié en la necesidad de misioneros entre los indios Pieles Rojas en Norteamérica.
Terminada la reunión, uno de los Servidores le dijo al otro: “Hemos perdido el tiempo esta tarde”. ¡Qué equivocados estaban!: Aquel hombre, que entró en la Capilla, acogió la Palabra de Dios en su corazón y, decidió cambiar su estilo de vida. Después de un mes, vendió su negocio y libre de cargas, se marchó de Misionero con los Pieles Rojas a la Colonia Británica, donde se quedó durante 35 años!.
DESALIENTO, DESANIMO, CANSANCIO.- Estos son los sentimientos que un Servidor tiene que sufrir de tiempo en tiempo. Sólo Dios sabe las veces que nos encontramos a nosotros mismos diciéndonos: “Estoy cansado, aburrido, agotado” Creo que no voy a continuar más como Servidor”. Y sólo Dios sabe, cuántos servidores capaces, regalados por Dios con Carismas del Espíritu Santo, cuando experimentaron que se quemaban, fueron incapaces de continuar y dejaron los puestos de Servidores.
Esto no es algo raro. Echemos una mirada a lo que está escrito en la Palabra de Dios. Allí encontraremos personas excepcionales, incluso el mismo Jesús, que pasaron por duras crisis en su responsabilidad como Servidores.
B) EJEMPLOS DE DESALIENTO ENCONTRADOS EN LA BIBLIA
Moisés comienza experimentando el peso enorme de ser “dirigente”. El tuvo éxito al liberar al pueblo Judío de la esclavitud de los Egipcios. Pero al poco tiempo de comenzar su viaje por el Desierto hacia la tierra prometida, comenzaron a murmurar: unas veces por las dificultades que tenían que afrontar, en otra ocasión porque no tenían agua. Otras veces, porque no tenían cebollas ni ajos, con la abundancia que habían tenido ellos de estas cosas, en Egipto. Y Moisés empieza a descorazonarse: “No puedo cargar yo solo con todo este pueblo; es demasiado pesado para mí. Si me tratas así, prefiero que me mates, si es que realmente me quieres, antes que seguir viviendo en estos apuros” (Num. 11,15).
Elías fracasa en convencer a la Reina Jesabel de que no adore a más dioses falsos. Elías teme por su vida y tiene que huir y esconderse. Se internó en el desierto. Después de un día de viaje, se sentó bajo un arbusto, deseando estar muerto y dijo: “Ya basta, Yavé. Toma mi vida” (1ª Rey. 19,4).
Job ante el peligro, la crueldad del sufrimiento y la enfermedad, maldice su suerte y grita: “¿Por qué no morí al salir del seno y no expiré cuando salía del vientre?” (Job 3,11).
Jeremías se enfrenta con la persecución y tozudez de su pueblo. Se queja y le dice al Señor, “Soy hombre que trae líos y contiendas a todo el país. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones”. (Jer. 15,10.15).
Jesús frente a la falta de fe de sus discípulos. “¡Qué gente tan incrédula y extraviada! ¡Hasta cuándo estaré entre ustedes! ¡Hasta cuándo tendré que soportarlos!” (Mat 17,17).
Jesús siente lástima de Jerusalén porque no aceptaron su mensaje. “¡Jerusalén, Jerusalén! ¡Tú matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido!”. (Mt. 23,27).
Si de vez en cuando experimentas que tienes deseos de rendirte y dejar de servir en tu ministerio, ¡no estás sola/o!. El desaliento tiene muchas raíces. Puedes sentirte solo, abrumado; tus esfuerzos no son apreciados y no ves el fruto de esos esfuerzos. Puedo incluso, que seas injustamente criticado. Y te encuentras diciéndote a tí mismo, “¿para qué seguir con tantísimos problemas?”.

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