El Servidor Frente al Desaliento
A) El desaliento -normal en la vida de los
Servidores-
B) Ejemplos de desánimo encontrados en la Biblia.
A) EL DESALIENTO -NORMAL EN LA VIDA DE LOS
SERVIDORES-
B) Ejemplos de desánimo encontrados en la Biblia.
“Este es nuestro
ministerio. Lo tenemos por pura misericordia de
Dios y, por eso, no nos desanimamos”. (2ª Cor.
4,1)
Una
tarde en Londres, dos hombres estaban pensando
faltar a su Grupo de Oración, de los que ellos
eran Servidores. Aquella tarde era fría y estaba
lloviendo. “No creo que merezca la pena ir esta
tarde al Grupo. ¿Quién va a venir con este
tiempo tan malo?”
“Tienes
razón”, respondió el otro, “pero siento que no
debo faltar a mi responsabilidad. La reunión se
dijo que se iba a tener y uno nunca sabe quién
vendrá”.
Y
mientras la lluvia caía torrencialmente, y la
tormenta dejaba oír los truenos sin parar,
comenzaron la Oración en el Grupo. Aquella
tarde, únicamente apareció un persona. Fue un
hombre que pasaba por la calle, vio la luz de la
Capilla donde se reunían y entró. para
refugiarse un rato de la lluvia.
Ahora
la audiencia se había aumentado. Conforme el
recién llegado, empapado se sentaba, el que
estaba hablando, hacía hincapié en la necesidad
de misioneros entre los indios Pieles Rojas en
Norteamérica.
Terminada
la reunión, uno de los Servidores le dijo al
otro: “Hemos perdido el tiempo esta tarde”. ¡Qué
equivocados estaban!: Aquel hombre, que entró en
la Capilla, acogió la Palabra de Dios en su
corazón y, decidió cambiar su estilo de vida.
Después de un mes, vendió su negocio y libre de
cargas, se marchó de Misionero con los Pieles
Rojas a la Colonia Británica, donde se quedó
durante 35 años!.
DESALIENTO,
DESANIMO, CANSANCIO.- Estos son los sentimientos
que un Servidor tiene que sufrir de tiempo en
tiempo. Sólo Dios sabe las veces que nos
encontramos a nosotros mismos diciéndonos:
“Estoy cansado, aburrido, agotado” Creo que no
voy a continuar más como Servidor”. Y sólo Dios
sabe, cuántos servidores capaces, regalados por
Dios con Carismas del Espíritu Santo, cuando
experimentaron que se quemaban, fueron incapaces
de continuar y dejaron los puestos de
Servidores.
Esto
no es algo raro. Echemos una mirada a lo que
está escrito en la Palabra de Dios. Allí
encontraremos personas excepcionales, incluso el
mismo Jesús, que pasaron por duras crisis en su
responsabilidad como Servidores.
B) EJEMPLOS DE DESALIENTO ENCONTRADOS EN LA
BIBLIA
Moisés
comienza experimentando el peso enorme de ser
“dirigente”. El tuvo éxito al liberar al pueblo
Judío de la esclavitud de los Egipcios. Pero al
poco tiempo de comenzar su viaje por el Desierto
hacia la tierra prometida, comenzaron a
murmurar: unas veces por las dificultades que
tenían que afrontar, en otra ocasión porque no
tenían agua. Otras veces, porque no tenían
cebollas ni ajos, con la abundancia que habían
tenido ellos de estas cosas, en Egipto. Y Moisés
empieza a descorazonarse: “No puedo cargar yo
solo con todo este pueblo; es demasiado pesado
para mí. Si me tratas así, prefiero que me
mates, si es que realmente me quieres, antes que
seguir viviendo en estos apuros” (Num. 11,15).
Elías
fracasa en convencer a la Reina Jesabel de que
no adore a más dioses falsos. Elías teme por su
vida y tiene que huir y esconderse. Se internó
en el desierto. Después de un día de viaje, se
sentó bajo un arbusto, deseando estar muerto y
dijo: “Ya basta, Yavé. Toma mi vida” (1ª Rey.
19,4).
Job
ante el peligro, la crueldad del sufrimiento y
la enfermedad, maldice su suerte y grita: “¿Por
qué no morí al salir del seno y no expiré cuando
salía del vientre?” (Job 3,11).
Jeremías
se enfrenta con la persecución y tozudez de su
pueblo. Se queja y le dice al Señor, “Soy hombre
que trae líos y contiendas a todo el país.
Piensa que por tu causa soporto tantas
humillaciones”. (Jer. 15,10.15).
Jesús
frente a la falta de fe de sus discípulos. “¡Qué
gente tan incrédula y extraviada! ¡Hasta cuándo
estaré entre ustedes! ¡Hasta cuándo tendré que
soportarlos!” (Mat 17,17).
Jesús
siente lástima de Jerusalén porque no aceptaron
su mensaje. “¡Jerusalén, Jerusalén! ¡Tú matas a
los profetas y apedreas a los que Dios te envía!
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la
gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y
tú no lo has querido!”. (Mt. 23,27).
Si
de vez en cuando experimentas que tienes deseos
de rendirte y dejar de servir en tu ministerio,
¡no estás sola/o!. El desaliento tiene muchas
raíces. Puedes sentirte solo, abrumado; tus
esfuerzos no son apreciados y no ves el fruto de
esos esfuerzos. Puedo incluso, que seas
injustamente criticado. Y te encuentras
diciéndote a tí mismo, “¿para qué seguir con
tantísimos problemas?”.
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