1-. SÚPLICAS QUE PUEDEN SER UTILIZADAS PRIVADAMENTE POR LOS FIELES EN LA LUCHA CONTRA EL PODER DE LAS TINIEBLAS
Son “súplicas que pueden ser utilizadas privadamente por los fieles en
la lucha contra el poder de las tinieblas”, aprobadas por la Iglesia y
publicadas como Apéndice II del Ritual de Exorcismo.
ORACIONES
1. Señor Dios, apiádate de mí, siervo tuyo, que, a causa de muchas
insidias, me he vuelto como un objeto perdido; sálvame de la mano de mis
enemigos y ven a buscarme si estoy perdido, acógeme cuando me
encuentres, y no me abandones, así podré agradarte por siempre, porque
sé que me has redimido con tu fuerza. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
2. Dios todopoderoso,
que das cobijo a los afligidos en tu casa
y conduces a los cautivos a la prosperidad,
mira mi aflicción
y ven en mi auxilio;
derrota al enemigo malvado,
para que, una vez vencida la acción del adversario,
la libertad me conduzca a la paz,
de modo que restablecido en la piedad serena,
proclame que eres admirable
Tú que diste fuerza a tu pueblo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
3. Oh Dios, creador y defensor del género humano, que formaste al hombre
a tu imagen y lo recreaste más admirablemente con la gracia del
Bautismo, dirige tu mirada sobre mí, siervo tuyo, y sé propicio a mis
súplicas. Te pido que nazca en mi corazón el esplendor de tu gloria para
que, eliminado plenamente todo temor, pueda alabarte con ánimo y
espíritu sereno, junto a mis hermanos en tu Iglesia. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén
4. Oh Dios, origen de toda misericordia y de toda bondad, que quisiste
que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz para librarnos
del poder del enemigo; mira propicio mi humillación y dolor, y
concédeme, pues me renovaste en la fuente bautismal, que, habiendo
vencido el ataque del Maligno, me colme la gracia de tu bendición. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén
5. Oh Dios, que por la gracia de la adopción, quisiste que yo fuera hijo
de la luz, te pido que me concedas no verme envuelto en las tinieblas
de los demonios sino que pueda por siempre permanecer plenamente en el
esplendor de la libertad recibida de ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
(Tomada de la Comunidad formada por el P. Emiliano Tardif)
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