Existe una comunicación especial cuando tocamos a alguien con amor.
Si no lo crees, pregunta a una joven pareja de enamorados que van por la
calle con las manos entrelazadas y diles que no es necesario que se tomen de
las manos. Ellos te contestarán: “Usted no sabe lo que se siente”. Existe,
definitivamente, una comunicación por el tacto, porque es una manera no verbal
de transmitir amor.
Aquellas personas, en el ministerio de la sanación, que han orado
imponiendo sus manos, pueden dar fe de su poder. Muchos han sentido calor o
alguna otra sensación como vibraciones cuando lo hacen. Es natural que cuando
nos encontramos con alguien le estrechamos la mano. Ya que el tacto es un
gesto natural de comunicación para transmitir nuestro amor y nuestra
preocupación, grandes cosas parecen ocurrir cuando combinamos oración e
imposición de manos.
El Nuevo Testamento cita muchos ejemplos de imposición de manos hecha
por Jesús y por sus discípulos. Jesús sabía del valor de la imposición de
manos.
“Entonces trajeron a Jesús algunos niños, para que les impusiera las
manos y rezara por ellos” (Mt. 19:13).
“Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: Lo quiero, quedas limpio”
(Mt. 8:3).
“Había ido Jesús a la casa de Pedro, encontró a la suegra de éste en
cama, con fiebre. Jesús la tomó de la mano y le pasó la fiebre” (Mt. 8:15).
“Le rogaba: Mi hija está agonizando; ven, pon tus manos sobre ella
para que sane y viva” (Mc 5:23).
“Tomando la mano de la niña, le dijo: Talita Kum, que quiere decir:
Niña, a tí te lo digo: levántate. Y ella se levantó al instante y empezó a
corretear” (Mc. 5:41- 42).
“Al verla Jesús, la llamó. Luego le dijo: Mujer, quedas libre de tu
mal. Y le impuso las manos. Y ese mismo momento ella se enderezó, alabando a
Dios” (Lc. 13:12-13).
“Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo:
Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde
venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu
Santo. Al instante fue como si le cayeran escamas de los ojos y pudo ver
(Hechos 9:17).
Nosotros, como discípulos de Jesús, también somos enviados por El
para comunicar su amor a través de la imposición de manos en la búsqueda de
la sanación. “Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre (...)
impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán” (Mc. 16:17).
“Jesús, cuando oramos por otros en tu Nombre te pedimos que uses
nuestras manos como si fueran las tuyas para alcanzar y tocar a aquellos por
quienes oramos. Permite que el Espíritu Santo actúe a través de nosotros hoy,
especialmente cuando oramos por los miembros de nuestras familias o
comunidad. Gracias Jesús por tu amor sanador que fluye a través de mí en este
momento”.
(Roberto de Grandis, Sacerdote)
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